El régimen de Teherán alega problemas para coordinar la avalancha de iraníes que acude a Bam
Irán acepta medicinas pero rechaza los voluntarios y la ayuda de Israel
El 70% de los habitantes de la zona afectada por el seísmo están muertos o heridos
La ayuda internacional comenzó a llegar ayer a la ciudad de Bam (al sureste de Irán), que el viernes se vio devastada por un terremoto que ha causado la muerte hasta el momento a más de 20.000 personas y heridas a unas 30.000. LLegó la ayuda pero ningún voluntario. El Gobierno de Jatamí, que visitará hoy la zona afectada junto a cinco de sus ministros, instó a la comunidad internacional a enviar medicinas y equipos de salvamento, pero no voluntarios. «Realmente no los necesitamos (a los voluntarios). Tenemos muchos voluntarios que llegan de todo el país, tantos que tenemos dificultades en la coordinación. Sobre todo necesitamos medicamentos y equipos, aparatos de ventilación o aparatos de radiografía portátiles», agregó el régimen de Teherán. Irán dijo que aceptaba la ayuda de todos los países del mundo, incluyendo a Estados Unidos, pero que rechazará la de Israel, según el portavoz del Ministerio iraní de Asuntos Exteriores, Jahanbajsh Janjani. Israel, que oficialmente considera al régimen de Teherán como un enemigo implacable y una amenaza para su existencia, envió sus condolencias al pueblo iraní, con el que dice no tener conflicto alguno. La visión de la zona desde el aire es catastrófica y Teherán es consciente ya de que el trágico saldo crecerá según avancen las horas. «Según nuestras previsiones, el alcance de la catástrofe será mayor y el número de víctimas mucho más elevado de lo que se ha anunciado hasta el momento», señaló el ministro del Interior, Abdolvahed Mussavi-Lari. Sólo en la ciudad de Bam, en la que vivían unas 100.000 personas, habría unas 70.000 víctimas, entre muertos y heridos. «En estos momentos consideramos que entre el 65 y el 70 por ciento de los habitantes de la ciudad de Bam están muertos o heridos», declaró el ministro de Sanidad y también médico Masud Pezesjián. La única nota positiva se produjo cuando unas veinte personas fueron sacadas con vida de entre los escombros a que quedaron reducidos los edificios gracias a perros adiestrados del Ejército iraní y a los equipos de salvamento alemanes.