Irán apura las últimas horas para el rescate y saca a mil supervivientes

Los equipos de salvamento de 21 países aceleraron ayer sus labores tras rescatar a mil supervivientes -la mayor parte bebés y niños de corta edad- de entre los escombros de los edificios derrumbados en la ciudad suroriental de Bam por causa del fuerte terremoto del viernes. Son, casi con total seguridad, sus últimas horas de trabajo. Aunque sin confirmación oficial, el Gobierno iraní podría dar por zanjadas las labores de rescate hoy mismo y comenzar la demolición con palas mecánicas de los edificios que áun se mantienen en pie. Las mismas palas desescombrarán la ciudad. Entonces, no habrá ya posibilidades de encontrar a nadie con vida. El tiempo apremia, porque la situación es caótica y precaria. Teherán teme epidemias. Por eso, el régimen de Jatamí ha pedido más ayuda médica pero nada de voluntarios. En Irán, es tiempo de enterrar a los muertos y atender a los que han sobrevivido, no a los que podrían estar con vida bajo los cascotes. El final de las operaciones de rescate para cuando cayera la noche fue confirmado por un delegado de las Naciones Unidas. Los grupos de desescombro han recuperado hasta ahora 15.000 cadáveres sepultados mientras que el número de heridos que han sido atendidos ronda los 30.000, de una población de 100.000 habitantes que se vio sorprendida por el terremoto mientras dormían. Ayudar a los vivos El ministro del Interior, Abdelvahed Musaui Lari, no descartó que el número inicial de víctimas mortales, fijado en 20.000 personas, pueda incluso duplicarse, según fuentes cercanas a los grupos de rescate que trabajan entre los escombros. «No podemos dar ahora una cifra exacta (de muertos). Sólo tenemos los cuerpos que han sido recuperados, mientras algunas partes de la ciudad no han sido tocadas hasta el momento», dijo Lari a los periodistas. También afirmó que «hay esperanzas de encontrar a más supervivientes, aunque son pocas», y lamentó que más del 70 por ciento de las viviendas en Bam quedaron destruidas y más del 20 por ciento dañadas por el seísmo, de 6.3 grados en la escala Richter. El balance final podría ser de 40.000 muertos y 60.000 heridos. Entretanto, miles de residentes de Bam pasaron su segunda noche a la intemperie, algunos de ellos apenas protegidos del intenso frío por mantas en tanto que pocos durmieron en campamentos instalados por los equipos de ayuda. El presidente iraní, Mohamed Jatamí, hizo un nuevo llamamiento a los iraníes para que ofrezcan «todo tipo de ayuda posible» a los damnificados por el seísmo, mientras agradecía la ayuda enviada por diferentes países del mundo. Jatamí, que reconoció que su país no puede afrontar esta situación con sus propios medios, pidió también que todas las instituciones gubernamentales del país y organizaciones internacionales «intensifiquen sus esfuerzos para ayudar a los damnificados y salvar la vida a los heridos». Un total de 45 aviones con ayuda humanitaria y equipos de rescate de diferentes países, además de otros 56 con donaciones de la población iraní, han aterrizado en las últimas 24 horas en el aeropuerto de Kerman, la ciudad más próxima a la zona damnificada. Entre los aparatos enviados a Irán con medicinas y alimentos, figura un avión estadounidense. Estados Unidos no tiene relaciones diplomáticas con Teherán desde hace más de 23 años.