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| Análisis | El mundo sin Sadam |

Un panorama mejor

Publicado por
Eduardo Chamorro - la coruña
León

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Las cosas tienen sentido en su contexto. O, como dijo Felipe González, el color del gato da igual si sabe cazar ratones. Es un modo de ver las cosas que coloca la moral bajo la seducción del cinismo, pero sitúa las cosas en la medida de la condición humana. La guerra contra el terrorismo sigue igual, e igual sigue el estado de la cuestión en cuanto a la proliferación de armas de destrucción masiva. Pero lo que antes era un horizonte erizado de líderes dispuestos a pescar en río revuelto y a levantar la voz hasta el rigor de la amenaza, es ahora un panorama en el que la gente parece más dispuesta a entrar en razones. El hecho de que Corea del Norte modere su amenaza e Irán alivie su intransigencia puede ser entendido como un movimiento de repliegue por parte de quienes habían desplegado en demasía sus líneas. Y cabe estimar la aproximación entre Pakistán e India desde el entendimiento de dos potencias nucleares que se estaban acercando demasiado a un punto de no retorno. Pero que el coronel Gadafi lleve meses negociando con Israel y con la Unión Europea es algo realmente insólito y esperanzador. Para Corea del Norte, Pakistán e India parece hacerse muy clara la oportunidad de un desarrollo económico en el seno del prometedor capitalismo chino. Para Irán y Libia, la caída de Sadam dibuja la posibilidad de un liderazgo islámico moderado con todo lo que esto significa de influencia. El cambio es de tal índole entre Trípoli y Pyongyang, que hasta podría ser parte del circuito por el que Estados Unidos y la Unión Europea recompusieran una relación añorada pero demasiado nutrida por un complejo de nostalgias. Es bueno no perder de vista lo difícil que resulta mejorar las circunstancias. Es una tarea ardua, pero alentadora, sobre todo si se tiene en cuenta que empeorarlas puede transformar el farol en un suicidio.

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