A la caza del voto en tierra sioux
Los candidatos demócratas inician en Iowa su lucha electoral para dirimir quién será el rival de Bush. Un estrecho margen separa a los cuatro candidatos en las encuestas
A pocas horas de que comenzara la batalla real por el trono demócrata en Iowa, las encuestas anunciaban ayer una estrechísima ventaja entre los cuatro aspirantes que compiten en este Estado con el que se inauguran las elecciones primarias estadounidenses. Aunque el ex gobernador de Vermont, Howard Dean, partía como favorito hace apenas una semana, los últimos tres días de campaña han provocado un vuelco en los sondeos y ayer era el senador John Kerry el que los encabezaba con un 25% frente al 22% que ostentaba Dean. Dick Gephardt, que había partido como segundo en ese Estado, también había perdido puntos y se situaba ayer en cuarto lugar, justo después de John Edwards, que había conseguido dar el salto al tercer puesto. La dura campaña publicitaria de Dean y Gephardt, que han utilizado agresivos anuncios en los que se atacaban despiadadamente el uno al otro, era una de las causas, según los analistas, de que hubieran perdido el favor de los iowanos. Aunque hay más de medio millón de demócratas registrados en este frío Estado en el que una vez habitaron los indios sioux, se esperaba que ayer acudieran a los caucus no más de 100.000 personas. El proceso de elección del candidato, que en Iowa consiste en la celebración de 1993 debates en lugares públicos distribuidos por todo el Estado y que daban comienzo al cierre de esta edición para finalizar hacia las cuatro de la madrugada (hora española), requiere de la voluntad de los ciudadanos por perder una tarde debatiendo sobre política, lo que hace que miles de afiliados al partido prefieran abstenerse y no participar. Al estilo del siglo XIX Los caucus son un sistema arcaico y complicado de votación que persiste en pleno siglo XXI. Todo empieza media hora después de abrirse las puertas de los centros de voto, cuando los votantes tienen que organizarse en grupos en relación a su candidato preferido. Treinta minutos después, el presidente cuenta los componentes de cada grupo. Luego, todos intentan converncer al resto de que su candidato es el idóneo. Al final, el grupo en el que se ha colocado más gente inclina la balanza a favor de uno de los aspirantes. Este procedimiento se utiliza desde principios del siglo XIX, incluso antes de que el territorio se convirtiese en Estado en 1846, pero no fue hasta 1972 cuando los caucus -una palabra de origen indígena que se traduciría por reunión de líderes tribales- de Iowa ganaron relevancia nacional. El resultado, hoy.