Londres revisará las condenas por infanticidio por si fueron por muerte súbita

El Gobierno británico revisará de inmediato más de 250 casos de padres que han podido ser condenados erróneamente por matar a sus bebés en los últimos 10 años, ante la posibilidad de que los fallecimientos se debiesen al síndrome de la muerte súbita. El fiscal general, Peter Goldsmith, anunció que se volverán a examinar los casos de los últimos diez años, en los que 258 padres fueron condenados por asesinato, homicidio involuntario o infanticidio de sus hijos menores de dos años, y precisó que tendrán prioridad las 54 personas que aún se encuentran en prisión. Esa decisión se produce horas después de que el tribunal de apelaciones reclamase el fin del procesamiento por asesinato de padres en los casos en que se sospeche que sus bebés pudieron morir por muerte súbita, cuyas causas se desconocen. Sigue además a dos casos que han levantado ampollas en este país: el de una madre acusada injustamente ante un tribunal de matar a tres hijos de corta edad y sobre todo de una mujer, Angela Cannings, condenada en el 2002 por matar a dos bebés, de siete y dieciocho semanas. Una madre sin dos hijas De hecho, esta importante resolución de la corte de apelaciones de Londres se produjo al comentar su decisión de absolver, el mes pasado, a Cannings, una dependienta de 40 años que ya había perdido previamente a otra hija de tres meses, también por la muerte súbita. «A menos que estemos seguros de la culpabilidad, siempre existe la terrible posibilidad de que una madre, brutalmente aterrorizada por la muerte sin explicación de uno o varios bebés, pueda verse confinada de por vida a prisión por matarlos cuando ello no debería ocurrir», indicó el juez Igor Judge. Los magistrados alertaron además de que la ciencia médica «está todavía en las fronteras del conocimiento» sobre la muerte sin explicación de bebés. El síndrome de la muerte súbita, que ocurre siempre mientras el niño duerme, es la causa principal de muerte en bebés menores de un año y se produce por lo general en niños varones de entre uno y cuatro meses de edad. El Reino Unido, con unos 500 casos al año, junto a los países escandinavos y Francia, registra el índice más alto de muertes por este síndrome en Europa, aunque se desconoce por el momento las razones por las que la estadística es más alta.