Israel invade Belén en represalia y dinamita la casa del palestino suicida

Belén era ayer una ciudad desierta. Sus habitantes, tras conocerse que el autor del último atentado suicida -en el que murieron el jueves 10 personas en un autobús de Jerusalén- había sido Ali Yusuf Yahara, un policía palestino del cercano campo de refugiados de Al Aida, hicieron acopio de víveres y se encerraron en sus casas esperando las represalias del Gobierno israelí. No se equivocaban. Las tropas hebreas entraban de madrugada en la ciudad -decretando el área como zona militar cerrada- acabando de un plumazo con ocho meses de autogestión policial palestina, único enclave con ese privilegio tras el acuerdo alcanzado en los primeros tiempos del fugaz sueño de paz de la Hoja de Ruta. La familia de Yahara había abandonado su casa, junto a sus pertenencia, horas antes de la llegada de los soldados, que dinamitaron la vivienda en presencia de la anciana madre de Yahara. Dos reporteros gráficos palestinos, que trabajan para agencias internacionales, fueron detenidos sin explicaciones junto con otras 14 personas «sospechosas», según los militares, de colaborar con Yahara. El Ejército, que lanzó pelotas de goma y gases lacrimógenos contra la población de Al Aida respondiendo al ataque con piedras de un grupo de niños, abandonó Belén a última hora de la mañana dejando un retén militar con varios vehículos blindados. El fundador de Hamas, Ahmed Yasín, afirmó ayer que su grupo «planifica» secuestrar a soldados israelíes para obtener la liberación de presos después del intercambio de prisioneros efectuado ayer entre Israel y la guerrilla libanesa de Hezbolá. Sharon prometió ayer «represalias sin precedentes».