Pobres bañados en petróleo

Los datos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) lo dejan claro, Guinea Ecuatorial está lejos de ser un país pobre, al menos comparado con el resto de sus vecinos, pero sus habitantes sí lo son. La paradoja se fundamenta en datos contundentes. El salario medio por cabeza está a punto de alcanzar los 4.500 dólares, por encima, por ejemplo, de Marruecos, y en los últimos diez años Malabó disfrutó del crecimiento económico más veloz del mundo (superior al 19% anual), gracias al auge que vivieron las explotaciones petrolíferas, en un país inmensamente rico en oro negro. Mientras, el 60% de la población vive por debajo del umbral de la pobreza (junto a esto, una tasa de sida del 7%). El resumen es esclarecedor: los recursos naturales no benefician a todos por igual; práctica común en territorio africano. Sin embargo, si la situación cambia, el PNUD augura que Guinea Ecuatorial saldrá de su crítica situación antes del 2015. Una expectativa halagüeña para los cerca de medio millón de habitantes de un país que fue colonia española hasta 1968 y donde el castellano comparte con el francés el rango de lengua oficial. Aún así, el petróleo es tentador y se teme que cualquier conspiración pudiese encontrar el apoyo de países limítrofes ávidos de oro negro.