Diario de León

El líder supremo iraní recuerda a los diputados reformistas y al Gobierno que dimitir es «pecado»

Jamenei, durante su intervención pública

Jamenei, durante su intervención pública

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agencias | teherán
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A través de la religión más que con la mediación política, el guía supremo iraní, el ayatolá Alí Jamenei, trata de contener la crisis electoral desencadenada por el veto a las candidaturas reformistas para los comicios del 20 de febrero. El líder, de poder omnímodo, recordó que dimitir es «pecado» después de que 120 diputados hayan presentado su dimisión y de que el Gobierno haya amenazado varias veces con hacerlo. El cargo público «no está autorizado a rehuir sus obligaciones por objeciones a un método o a un acontecimiento. Dejar de cumplir sus tareas en forma de dimisión es pecado», dijo Jamenei en una concentración popular, según la agencia iraní Irna. Para el líder supremo, el conflicto entre los poderes en Irán no es algo nuevo en la historia del moderno Irán: «Durante su vida accidentada, la República Islámica ha conseguido superar los bloqueos; hoy en día, gracias a Dios, no hay bloqueo ante la República Islámica ni la nación iraní». Sin embargo, Jamenei insistió en que las elecciones se celebrarán el 20 de febrero, contra la opinión del propio Gobierno, que ha pedido posponerlas para resolver la crisis de los candidatos vetados. El Parlamento iraní ha sido escenario casi diario de protestas y sentadas de diputados desde que a mediados de enero el Consejo de Guardianes de la Constitución (CGC) vetase las candidaturas de 3.600 candidatos reformistas de 8.000. La intervención del propio Jamenei llevó al CGC a levantar el veto sobre 1.160, pero entre ellos no estaban más que tres diputados, tras lo cual 120 diputados presentaron su dimisión el pasado domingo.

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