Contradicción entre la tacañería del «triunvirato» y la modernización
La Comisión Europea rehusó ayer polemizar sobre la mini cumbre mantenida la víspera por el «triunvirato» que emerge como directorio de hecho de la UE, y prefirió considerar la carta remitida por los líderes de Alemania, Francia y el Reino como «una aportación al desarrollo del proceso de Lisboa» (de modernización de la economía comunitaria>. Portavoces comunitarios no quisieron, sin embargo, ocultar la aparente contradicción que existe entre el apoyo que el «triunvirato» dice hacer de las necesarias reformas económicas y su recomendación de bloquear el gasto comunitario en el 1% de la renta bruta de la UE durante el periodo comprendido entre 2007 y 2013. La Comisión ha reconocido ya en varias ocasiones que establecer el nivel de gasto de la Unión Europea en el 1% de la renta europea (el equivalente al Producto Neto de los 27), durante las nuevas Perspectivas Financieras, obligaría a cercenar muchas políticas comunitarias, cuando no, lisa y llanamente, a abandonarlas. Todo el entramado revelado esta última semana por la Comisión (marco financiero global de las nuevas Perspectivas Financieras y su reparto) no sería otra cosa que un ejercicio de puro voluntarismo si los Estados miembros terminaran aceptando unos márgenes financieros estrechos para el periodo 2007-2013, como los que Alemania, el Reino Unido y Francia han reiterado en su última mini cumbre. Todas las cábalas, más o menos argumentadas, que se están haciendo estos días sobre si, por ejemplo, Valencia tendría un phasing in para facilitar su tránsito desde su condición de zona de Objetivo 1 a zona de nuevo Objetivo 2, carecen de sentido si no hay dinero para financiarlo. Éste y otros mecanismos de apoyo a las regiones de la UE subsidiadas actualmente desaparecerían si prospera la idea que barajan los ricos de la Unión Europea de que el dinero para cohesión -poco- existente en la UE ampliada deberá ir a parar, casi exclusivamente, a los nuevos socios. Por otra parte, la Unión Europea discrepó ayer con las principales organizaciones judías a nivel mundial y europeo sobre la intensidad y presencia el antisemitismo en Europa. El presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, insistió en que este fenómeno de ahora no es comparable al de los años treinta y cuarenta,