Extraoficialmente, la participación fue menor que en el 2000, suficiente para validar los comicios
Los iraníes legitiman el triunfo de los conservadores en las legislativas
Una fuente de Interior cifró entre el 47% y el 52% la asistencia de los votantes a las urnas
Los conservadores parecían dirigirse anoche a ganar el control del Parlamento de Irán y a reafirmar su control del poder. Los colegios electorales cerraron sus puertas, cuatro horas después de la hora prevista, sin que las autoridades facilitarán cifras sobre el índice de participación de las elecciones legislativas. No obstante, una fuente del Ministerio del Interior dijo que las primeras estimaciones sugerían una reducida, pero respetable participación de entre el 47 y el 52%. Las predicciones de los reformistas radicades del 40 y el 60% de abstención parecían haber fracasado.. En el 2000, la abstención se situó en el 17%. Tanto el líder supremo de la revolución, ayatolá Ali Jamenei, cabeza de los conservadores, como el presidente del país, el aperturista Mohamed Jatami, hicieron un llamamiento a la población para que acudiera de forma masiva a las urnas, lo que al final parece que frenó el boicot de los radicales a la votación. Ante la complejidad del sistema iraní y los escasos medios. los primeros resultados oficiales se esperen para hoy. Habitual Aunque el cierre estaba previsto a las 18.00 hora local (15.30 en España), la radio iraní anunció por dos veces que se ampliaba el plazo para votar. Pero, esto es algo habitual y ya en otras citas los colegios han estado abiertos hasta las diez de la noche. En este tiempo extra, pudo observarse una notable afluencia en los colegios del centro y el norte de Teherán, donde acudió una masa de votantes que había estado ausente durante una jornada atípica. En todo caso, la participación no ha tenido parangón con las últimas legislativas del 2000 (votó el 83%), en las que los teheraníes recuerdan las largas colas que se formaron por todos los barrios. Aunque nadie quería reconocerlo, no es descartable que la machacona campaña pública para exhortar a los votantes a ejercer su derecho y «abofetear a América en la cara» -con la pretensión de tocar la vena del nacionalismo y recelo a la interferencia extranjera- haya tenido influencia. Son muchos los que aseguran haber ido en el tiempo extra porque «sabemos que siempre lo hacen». «Nosotros los iraníes somos el pueblo del último minuto», decía Huseín, que acudió a dejar su papeleta en la prórroga pese a que du-rante el resto del día no había hecho más que descansar. Asegura que votó por los conserva-dores «para derrotar los planes de los contrarrevolucionarios», como dijo Jamenei. Parecida retórica repetía Shehravaz, una ama de casa que fue a votar «para dar un puñetazo a los que quieren derribar esta revolución que nos costó la sangre de tantos jóvenes». Aludía a los llamamientos que numerosos políticos reformis-tas han hecho para boicotear las elecciones, en protesta por el veto impuesto a 2.500 de sus candidatos por parte del poderoso Consejo de los Guardianes, a los que hay que sumar otros 888 que se retiraron. Jatamí insistió en que los iraníes votaran, porque podrían producirse «sorpresas», en un intento por evitar la victoria del sector conservador (la abstención favorecía el triunfo de los ayatolás).