Diario de León

Para hacer llamadas confidenciales, iban a un café o a un teléfono público de Central Park

Bush y Blair espiaron en Irak a los jefes de los inspectores de la ONU Acaba la guerra fría entre EE.?UU. y Alemania

Fueron víctimas de escuchas ilegales mientras mantenían negociaciones con los iraquíes

LARRY DOWNING

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Imanol Allende - corresponsal | londres
León

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El escándalo de las escuchas telefónicas en la sede de la ONU se agranda. Su secretario general, Kofi Annan, no sería el único espiado. También lo fueron los ex jefes de inspectores de desarme de la ONU Hans Blix y Richard Butler. Las conversaciones de Blix eran grabadas cada vez que entraba en Irak para verificar si el régimen de Sadam Huseín disponía de armas de destrucción masiva, según reveló ayer el periodista de la sección de investigaciones de la emisora radiofónica australiana ABC, Andrew Fowler, que cita como sus fuentes a los servicios secretos australianos, sin especificar más. «Las transcripciones se hacían llegar a Estados Unidos, Australia, Canadá, el Reino Unido, y también a Nueva Zelanda», según el periodista. Esta revelación coincide con las declaraciones al mismo medio del ex inspector y actual gobernador del estado australiano de Tasmania Richar Butler, señalando que su teléfono fue intervenido cuando negociaba a finales de los años 90 con los jerarcas iraquíes, acusando de ello a Estados Unidos, Francia, el Reino Unido y Rusia. «Tenía toda la seguridad de que (mi teléfono) estaba siendo intervenido al menos por cuatro miembros permanentes del Consejo de Seguridad, los estadounidenses, los británicos, los franceses y los rusos. No sé lo que harían los chinos», aseguró Butler. «¿Que cómo lo sabía? Porque aquellos que lo hacían venían a mí para enseñarme las grabaciones que habían hecho de otros, con la intención de ayudarme en mi trabajo», explicó. Para las llamadas confidenciales, tenía que salir de la sede de la ONU y dirigirse a un café o a un teléfono público de Central Park. «Estúpidos comentarios» El ministro australiano de Asuntos Exteriores, Alexander Downer, manifestó que toda la controversia «es resultado de los estúpidos comentarios de Clare Short (ex ministra británica)» y que ningún Gobierno revelaría cuestiones operativas de sus servicios secretos. Según la ex ministra británica de Cooperación Internacional la inteligencia británica espió al secretario general de la ONU antes del comienzo de la contienda militar en Irak. Mientras, ayer en Londres, la acusación más dura curiosamente procedía de otro ex ministro opuesto a la guerra de Irak, Robin Cook, que dimitió por la intervención militar británica en Irak. «Es parte de la agenda política de Clare, dañar al primer ministro (Tony Blair), pero lo que está haciendo es dañar al mismo tiempo al Gobierno y al partido (Laborista) que le dio todos los privilegios de los que disfrutó cuando formaba parte del Gobierno.» Por otro lado la oposición británica pidió a Blair que explicara las «graves acusaciones» vertidas por Short ante la Cámara de los Comunes. La guerra fría entre Estados Unidos y Alemania acabó ayer en la Casa Blanca con un apretón de manos y unas cuantas carcajadas con las que los líderes de ambos países decidieron olvidar sus agrias diferencias sobre Irak. «El canciller tiene buen sentido del humor y es capaz de hacerme reír», dijo George W. Bush a la prensa. «Y una persona que me hace reír es una persona fácil de estar, y si es fácil de estar eso significa que puedo sentirme cómodo en una relación con él». Detrás de estas razones infantiles se encuentra la crisis de popularidad de Bush al no encontrar las armas, lo que da la razón a Alemania.| m.g.

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