OPINIÓN
Con diligencias, ¿por qué?
A LA PRIMERA y por unanimidad. El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas aprobó el envío por tres meses a Haití de una fuerza militar multinacional e instó al secretario general a que en el plazo de un mes presente un plan detallado sobre cómo sostener el proyecto político-constitucional y ayudar económicamente al desdichado país. Tanta diligencia llama la atención y parece obedecer a una venturosa reunión de circunstancias: consenso sobre el remedio, ausencia de una verdadera pugna militar interna y proximidad física de los Estados Unidos, indicados desde el primer momento como el factor clave de cualquier solución de este tipo. En efecto, Washington se ha visto impelido a hacer lo que ha hecho -venciendo iniciales escrúpulos por la condición de Aristide como presidente elegido y porque ya una vez debió reinstalarle en el gobierno, del que un golpe militar le había echado- porque debía impedir una avalancha de balseros haitianos en caso de agravación del conflicto. Y de paso, trabajaba codo a codo con Francia (y con Canadá también), dos países que rehusaron acompañar a los Estados Unidos en su aventura iraquí. Todo, pues, a favor de un cambio de rumbo desde el purismo democrático de las primeras reacciones, hace unos días, hasta el envío de los marines, que empezaron a llegar incluso antes de que el Consejo aprobara en Nueva York la resolución. Púdicamente, algunos medios han indicado que Washington facilitó la salida de Jean Bertrand Aristide, una metáfora para decir lo que Colin Powell había hecho decir a su portavoz Boucher y a la misma Casa Blanca el viernes: el presidente era incapaz de encarrilar la situación y debía considerar qué era lo mejor para su país. Vamos, que sólo le faltó añadir que los franceses ya le habían buscado un asilo provisional en Bangui, República Centroafricana, una antigua y amistosa colonia. Esta vez se supone que no es de aplicación el clásico no hay dos sin tres y es de suponer que la extraordinaria carrera del ex sacerdote Aristide ha concluido a sus 51 años. Ahora, por el país patrullan tropas internacionales y los rebeldes se han reunido con la oposición política. Todo está listo para empezar. Con diligencia. Y ¿con acierto?