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El senador Kerry da su mitin antes del «supermartes»

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Bárbara Celis D'Amico - corresponsla | washington
León

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California, Georgia y Ohio pondrán hoy a prueba, por primera vez en la historia de Estados Unidos, las urnas electrónicas. Será en el supermartes , donde los dos aspirantes que compiten por la candidatura presidencial demócrata, los senadores John Kerry y John Edwards, afilan sus estrategias en el día más decisivo. La mayor parte de sus votantes usaran el método tradicional, pero algunos podrán ya recurrir a la electónica, si se atreven. Y es que según la Election Data Systems , una consultora especializada en análisis electorales, el próximo noviembre unos 50 millones de personas podrían utilizar un ordenador para votar en lugar de una papeleta. La decisión es producto del fiasco electoral más sonado de la historia, el que le otorgó la presidencia a George W. Bush. Tras aquella batalla que se desarrolló en Florida y en la que el recuento de votos reflejó fraude y caos, al presidente no se le ocurrió nada mejor que aprobar en el 2002 un programa de 3.900 millones de dólares ( Help America Vote Act ) para financiar la compra en los 50 estados de la Unión de máquinas para votar electrónicamente y sus respectivos software, de tal modo que todo el país pudiera votar por ordenador en los comicios federales del 2006. Aunque la tecnología es el motor que mueve la vida del hombre moderno, la idea de poner las decisiones políticas de los norteamericanos en manos de las máquinas es vista como una amenaza por las asociaciones de derechos civiles. «Entregarle el control del sistema electoral a un grupo de empresas privadas constituye la privatización del derecho más básico de los ciudadanos de EE.UU.» aseguraba Danielle Taylor en un artículo publicado por la ONG Mediachannel.org. Pero si la teoría de la conspiración no fuera convincente, nadie debería mostrarse indiferente a la opinión de los científicos. Quienes más se han quejado de la decisión de Bush han sido los informáticos, que han denunciado la falta de seguridad del sistema que comenzará a funcionar hoy. Tres estudios desarrollados por expertos de diversas universidades han advertido que el software de la empresa Diebold, una de las elegidas por el Gobierno federal, es extremadamente susceptible a la falsificación y tiene demasiadas deficiencias de seguridad. Un periodista de la web Salon.com demostró recientemente que con un mínimo conocimiento técnico era sencillísimo dar un pucherazo electrónico.