Roh Moo Hyun se negó a disculparse por violar la Constitución al apoyar a un grupo político
El parlamento surcoreano aprueba la destitución del jefe de Estado del país
La medida provoca un vacío de poder cuando queda un mes para las elecciones
Partidarios y opositores del presidente Roh se enfrentaron con dureza en el Parlamento
El presidente surcoreano Roh Moo Hyun, acusado de infracción a la legislación electoral, fue destituido ayer por una abrumadora mayoría en el Parlamento, sumiendo al país en un caos sin precedentes cuando faltan pocas semanas para las elecciones legislativas del 15 de abril. La Asamblea Nacional (Parlamento unicameral) aprobó una moción de destitución por 193 votos a favor y dos en contra. Los 47 miembros del Partido Uri, fiel al jefe del Estado, boicotearon la votación. La moción de destitución fue lanzada por el Partido Demócrata del Milenario, el segundo partido de oposición, y posteriormente apoyada por la principal organización conservadora, el Gran Partido Nacional. Los dos partidos suman 207 votos de los 271 legisladores. Destitución histórica Esta destitución es la primera en la historia del país. Sus consecuencias son una suspensión inmediata de los poderes del presidente, quien debe ser reemplazado por el primer ministro Goh Kun en espera de una decisión final de la Corte Constitucional, que tendrá lugar dentro de seis meses. La decisión de la Corte debe ser tomada por una mayoría de seis de sus nueve miembros. Si ésta anulase la decisión del Parlamento, el presidente recuperaría sus poderes. «Espero que la corte pronuncie un fallo basado en la ley que sea diferente a (la decisión) política» tomada por el Parlamento, declaró ayer el derrocado mandatario. Varios analistas en Seúl también han apostado por una anulación de la decisión parlamentaria, que en su opinión se basa únicamente en una infracción menor a la legislación electoral. La oposición pidió la destitución del presidente después de que la Comisión Electoral recusara a Roh por unas declaraciones en las que afirmó su intención de hacer todo lo que estuviera a su alcance para favorecer al Partido Uri de cara a las elecciones legislativas del 15 de abril. La Comisión Electoral consideró que estas declaraciones fueron contrarias a la obligación de neutralidad del presidente, pero no pidió sanciones. La oposición, mayoritaria en el Parlamento, exigió sin embargo excusa oficiales y aprovechó la ocasión para lanzar una ofensiva contra un hombre de liderazgo vacilante. Unos 4.000 policías antidisturbios se enfrentaron hoy ante la Asamblea a unos 500 manifestantes que apoyaban al presidente.