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Al menos 27 personas murieron y más de 45 fueron heridas en el atentado

La resistencia hace saltar por los aires un hotel en el centro de Bagdad

Fuentes estadounidenses afirman que la causa de la explosión fue un coche bomba

El hotel, situado en pleno centro de Bagdad, quedó totalmente destrozado tras el atentado

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efe | bagdad

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Al menos 27 personas murieron ayer por la noche y más de 45 fueron heridas por la explosión que destruyó el hotel Monte Líbano en el centro de Bagdad. Según informaron fuentes militares estadounidenses, la explosión fue causada por un coche bomba, contradiciendo al viceministro iraquí de Interior, el general Ahmed Kader, quien aseguró que el edificio fue alcanzado por un cohete o algún otro tipo de proyectil. El teniente coronel estadounidense Peter Jones, presente en el lugar de la explosión, dijo que podría haber algunos ciudadanos occidentales alojados en el hotel, entre ellos, civiles norteamericanos, aunque el establecimiento alberga sobre todo a iraquíes y a algunos egipcios. En el centro de Bagdad El hotel destruido se encuentra en las proximidades de la céntrica plaza de Al Andalus, en el barrio de Karrada, una zona muy comercial de la capital iraquí. Los cristales de los comercios de los alrededores saltaron por los aires y varios coches ardieron por efecto de la onda expansiva. Varios vecinos relataron como la gente que se encontraba en la calle en ese momento cayó de bruces al suelo a consecuencia de la explosión. Abbas Shahin, dueño de una compañía de taxis, explicó como los cristales de sus ventanas saltaron hechos añicos y se dio un golpe en la cabeza. «No sé lo que ha pasado, todo voló por los aires y el ruido fue tremendo», relata. «¿Qué más quiere que le diga?», concluyó visiblemente conmocionado. «Los iraquíes o los estadounidenses, no se de quién es la culpa», balbuceaba un taxista cristiano que no dejaba de santiguarse mientras se echaba las manos a la cabeza. Otros comerciantes de las calles contiguas se afanaban en limpiar la zona de cristales y en ayudar a las tareas de rescate. De todas formas, era imposible acceder a la zona de la explosión porque los escombros cegaron los accesos desde uno de los extremos, mientras que el otro lado de la calle se había convertido en un infierno de llamas. Los coches de bomberos sólo pudieron llegar delante del hotel cuando docenas de soldados estadounidenses desalojaron a los curiosos y a los periodistas de las calles de los alrededores. «Fuera de aquí, fuera de aquí. Váyanse para atrás, el edificio se puede venir abajo», gritaban una y otra vez un sargento y un cabo estadounidenses, mientras hacían amago de cargar sus armas. Previamente, algunos efectivos de la Policía sacaron varios cadáveres de entre los escombros, aunque las ambulancias tuvieron muy difícil acceso.Se da la circunstancia de que a menos de 200 metros se encuentra un centro de entrenamiento de la nueva policía secreta iraquí.