OPINIÓN
El general levanta la veda
TANTAS veces objeto y objetivo de atentados israelíes, el último hace seis meses, se le terminó la baraka , la buena suerte. Pero el jeque Ahmed Yasin, de 67 años, fundador y líder espiritual de Hamas, soñaba con el martirio desde su silla de ruedas cuyos restos calcinados mostraban sus llorosos partidarios a las cámaras de televisión . El primer ministro israelí, general Sharon, no sólo autorizó el asesinato del jeque Yasín, sino que dio la orden y siguió la operación. La difusión de este matiz apenas terminada la ejecución sumaria del jefe de Hamas sugiere una adhesión a la medida tan profesional como política: el primer ministro un instante el general en activo e Israel la vieja Esparta. La predilección de Ariel (Arik) Sharon por los modos expeditivos es conocida y su temperamento fogoso también. Ambas condiciones le causaron algunos problemas en el pasado por sus decisiones cercanas a la indisciplina y hasta tuvo que dejar el ministerio de Defensa hace muchos años cuando una investigación acreditó que las tropas a su mando en Líbano Sur podían haber hecho algo más para evitar la matanza de palestinos en Sabra y Chatila. Aquel río de sangre a cargo de las milicias cristianas libanesas aliadas de Israel en la guerra civil no le impidió seguir su carrera política y mucho menos se le reprochará haber liquidado a Yasín: un par de sondeos difundidos por la prensa israelí le confortan con un 60/61 por ciento de aprobación y entre sólo 21 y 32 por ciento de noes. Una de las encuestas, la difundida por el diario Maariv añade el dato estimulante de que un 43 por ciento aprobaría también el asesinato de Arafat. El presidente de la Autoridad Palestin. Un consejero de Sharon, el viceministro de Defensa y otras voces lo han dicho sin ambajes y el jefe de Estado Mayor, general Yaalon, lo precisó con una metáfora: se acerca el turno de Arafat y del jefe del Hezbolá libanés (el jeque Nasrallah). El catálogo que, por supuesto, incluye a los Hindi, al-Rantisi etc, los jefes conocidos en los territorios ocupados, puede ampliarse en las próximas semanas a objetivos políticos más cercanos a la connivencia o el apoyo a la resistencia palestina que a la acción propiamente dicha. Se ha levantado la veda. Hay matices esperanzadores, sin embargo. Además de ese buen tercio que rechazó el asesinato, unas pocas voces, entre ellas las de Simón Peres, lo tienen por un error. Y entre quienes lo aprobaron son neta mayoría quienes creen que a corto y medio plazo habrá muchos más atentados y más pérdidas de vidas israelíes. Pero ¿y el gustazo de eliminar al jeque paralítico y amenazar con matar al resto de la nómina? Domina el entusiasmo. ¿Quién sabe en Israel que, en griego, entusiasmo y endiosamiento son la misma palabra?