| Crónica | Las víctimas más jóvenes del conflicto palestinoisraelí |
«Tú serás soldado y yo mártir»
Los niños palestinos reproducen en sus juegos el enfrentamiento de los mayores, quienes incluso a veces los utilizan, por ser más vulnerables, como arma arrojadiza
En apenas nueve días, dos niños palestinos fueron interceptados en un control militar cercano a la ciudad cisjordana de Naplusa con cinturones explosivos listos para atentar en Israel. Estos hechos fueron aprovechados por las autoridades de Tel Aviv para denunciar una vez más la utilización de la infancia palestina en misiones de terrorismo -aunque hasta la fecha ningún menor de 16 años ha cometido actos suicidas- y que es negado por las milicias armadas implicadas en la segunda intifada. De hecho, ninguno de estos grupos ha asumido el envío de ambos niños al martirio -voluntario en el caso de Husam Abdu, de 14 años, que aceptó el encargo realizado por unos desconocidos de pasar una bolsa por poco menos de 20 euros; o bajo engaño, en el de Abdalá Zuran, de 12- conscientes sin duda del rechazo popular que despiertan estos «reclutamientos» infantiles, que han hecho cundir el pánico entre los padres de Naplusa y otras ciudades palestinas. Lo cierto es que las conclusiones de una reciente investigación lle-vada a cabo por el doctor Eyad el Sarraj, fundador del único hospital psiquiátrico de Gaza, son reveladoras y escalofriantes: una cuarta parte de los niños de la franja de Gaza sueñan con convertirse en mártires al cumplir los 18 años. Sarraj, un reconocido psiquiatra infantil palestino que regresó a Gaza tras cursar estudios en Londres, realizó su investigación con una amplia muestra de niños de diferentes localidades y campos de refugiados de la franja. «El 35% de los varones tienen como máxima aspiración convertirse en shahid (mártir), al igual que un 14% de las niñas, lo que da una media de más del 24% de la población infantil, algo muy preocupante», advierte Sarraj a Diario de León. En Gaza, el 45% de la población es menor de 15 años y la densidad es la más elevada del planeta, con casi 1.300.000 personas viviendo en unos escasos 210 kilómetros cuadrados, ya que, aunque el total de la franja tiene 365 kilómetros cuadrados, el resto está ocupado por unos 5.000 colonos israelíes, que viven en cómodos asentamientos, y otras zonas militares cerradas. Unicef viene alertando desde hace tres años de las alarmantes e irreversibles secuelas en la salud mental de los menores de edad palestinos, vinculadas directamente con el confl icto que enfrenta a su pueblo con el israelí. Un elevado porcentaje de niños tienen problemas relacionados con el sueño -insomnio y enuresis nocturna- y presentan una ansiedad extrema, con dolores de cabeza, estómago y alteraciones de la personalidad hacia una conducta cada vez más agresiva. «Ser niño en Gaza es tener preocupaciones de adulto, estar pendiente de no ser dañado, detenido o muerto él mismo o su familia», explica Sarraj. Este experto estima que un 42% de los menores de Gaza han visto apalear a su padre, y otro 85% presenciaron la invasión de su casa por el Ejército hebreo. Desde el estallido de la segunda intifada, en septiembre del 2000, han muerto violentamente por acciones militares 523 niños, y más de 370 menores están detenidos en cárceles israelíes, el 40% por lanzar piedras a las tropas y 35 apresados sin cargos. «Aquí los niños juegan a 'árabes e israelíes', y se reparten entre los que quieren ser mártires y los que desean ser soldados. Es dramático ver cómo muchos pequeños se identifican con su potencial enemigo porque la figura del padre se desvanece ante la incapacidad de proporcionarles protección», explica Sarraj. Así, la autoridad del cabeza de familia queda puesta en entredicho. «Las escenas humillantes de padres arrodillados, atados o golpeados son demoledoras para sus hijos en un sentido o en otro», concluye Sarraj.