Alerta bajo tierra

Desde el 11-M algo ha cambiado en el metro de Londres. Los más de tres millones de viajeros que lo utilizan diariamente muestran un semblante más preocupado, más vigilante. El mensaje del Gobierno -'Si sospechas de algo, infórmalo',- en grandes anuncios en todas las estaciones del metro ha tenido su efecto. Recuerdan a los viajeros que muestren un especial interés por las bolsas, maletas, maletines o mochilas de los otros viajeros, ante cualquier circunstancia o comportamiento extraño de uno de los viajero. La sensación de desconfianza sobre el vecino que viaja al lado es enorme, a pesar de que pudiera tratarse de un agente de la lucha antiterrorista, ya que la policía ha introducido cientos de agentes que visten de paisano que vigilan desde hace días la enorme red del metro londinense. Al Qaida no es el IRA London Underground, la compañía que gestiona el metro, ha destinado en las últimas semanas entre 4 y 5 millones de euros en seguridad, en especial en la colocación de cámaras de circuito cerrado en todas las estaciones, ya que hasta el 11-M no había cámaras en un 5% de las estaciones. Otra medida ha sido la de quitar todas las papeleras de las estaciones y la de instalar asientos metálicos de rejilla que dejan comprobar que nada se oculta debajo. No sólo es el metro el lugar de la capital británica en el que se ha registrado un aumento de la seguridad desde los atentados de Madrid. El número de agentes de policía patrullando por las calles de Londres ha aumentado, con un novedad con respecto a los tradicionales bobbies , estas patrullas llevan chalecos antibalas y van armados. También se les puede ver en las estaciones de tren y montados en los trenes. Los británicos no responden a este aumento de la seguridad con pavor: no son ajenos al terrorismo y a vivir situaciones de presión y angustia. Sin embargo la diferencia esta vez es la crudeza del enemigo. Al Qaida no es el IRA.