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Raffarin intenta cerrar la crisis presentando su tercer gobierno

Jean Pierre Raffarin abandona casi de incógnito el palacio del Elíseo

Publicado por
María Esperanza Suárez - corresponsal | parís
León

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El tercer gobierno de Jean Pierre Raffarin se presentará hoy ante los franceses, descontentos porque la derrota de su partido en las regionales del domingo no le ha costado el puesto. Es un paréntesis de 70 días, hasta que las elecciones europeas demuestren si el voto de castigo se mantiene, en una primavera que los sindicatos prometen ya caliente, con la reforma de la Seguridad Social. Raffarin cumplió ayer con el protocolo y presentó su dimisión al presidente de la República, quien le confirmó en el cargo y aplazó hasta el sábado el viaje que tenía previsto realizar el jueves a Moscú. Tras una jornada de intensos contactos, Raffarin completaba no sin esfuerzo un Gobierno con quince ministros del que salen la mayoría de los políticos no profesionales que fichara en su momento para demostrar su conexión con la realidad social. Entre los que cambian de cartera destacan Nicolás Sarkozy, llamado a salvar la economía, y Dominique de Villepin, que dejaría Exteriores para ocupar Interior. Ayer anuló su viaje a Berlín. Al frente de la diplomacia francesa situaría al hasta ahora comisario europeo Michel Bernier. Laindignación de la izquierda alcanza por igual a Jacques Chirac y a Jean Pierre Raffarin. Para el socialista Laurent Fabius, «el jefe del Estado se hace el sordo al mensaje claro de los franceses». Desde el Partido Comunista se califica esta actitud de «verdadera provocación» y los verdes afirman que esto «demuestra el cinismo del presidente de la República». Un diputado socialista ha llegado a pedir incluso la disolución de la Asamblea Nacional. En resumen, según el PSF, «un corte de mangas al pueblo francés» y «una afrenta al sufragio universal». Nicolás Sarkozy volverá a hacer de «bombero» del Gobierno francés mientras espera que llegue su hora para cometidos superiores. Al frente del Ministerio de Economía intentará apagar los focos de contestación que se expanden en medio de la crisis y dejar un buen recuerdo que no frustre sus aspiraciones. Esperó inútilmente en la noche del domingo una llamada de Chirac. El lunes por la mañana ya sabía que no contaba con él como nuevo jefe del Ejecutivo. Pero él no renuncia a su ambición.