El Consejo Musulmán británico pide a sus fieles que ayuden a la policía

La detención de ocho jóvenes británicos musulmanes con media tonelada de explosivos y que pretendían llevar a cabo un gran atentado terrorista posiblemente en Londres abría ayer un profundo debate en la sociedad británica ante la realidad de que el terrorismo descarnado como el visto el pasado 11-M en Madrid puede ser planeado en una cueva de Asia Central o en los suburbios de cualquier ciudad inglesa. La atención de las autoridades británicas se ha centrado hasta ahora en los extranjeros que entraban en el Reino Unido o aquellos que vivían dentro de sus fronteras y sin embargo, tal como demuestra las detenciones realizadas el martes, los terroristas pueden ser jóvenes británicos sin ninguna conexión a primera vista con organizaciones vinculadas con Al Qaida. Un experto en la lucha antiterrorista indicaba ayer que cuando se habla de extremismo islámico poco o nada tiene que ver la nacionalidad que uno posea, es algo que esta por encima de todo. El caso más reciente en el Reino Unido es el llamado terrorista de zapato , Richard Reid, detenido cuando pretendía hacer estallar un avión con semtex escondido en el tacón de uno de sus zapatos. A pesar de algunos titulares de la prensa inglesa de ayer - Daily Express titulaba su portada con «El Enemigo en Casa»- , los políticos británicos invocaban el respeto y la calma para evitar brotes xenófobos contra los dos millones de musulmanes que viven en el Reino Unido. El papel de los imanes En este sentido los líderes de la comunidad musulmana pedían por carta a los imanes de las más de 1.000 mezquitas de Reino Unido que ayuden a la policía en todo lo posible para luchar contra el terrorismo. Los familiares de algunos de los jóvenes detenidos el martes acusaban a los clérigos musulmanes de esas mezquitas de crear el odio hacia los occidentales y potenciar las acciones terroristas. «No vamos a tolerar el terrorismo», indicaba ayer Iqbal Sacranie, el secretario general del consejo musulmán británico. Pero la realidad de que los terroristas también pueden ser ciudadanos del mismo país, no se limita sólo al Reino Unido. La detención en Ottawa, Canadá, del canadiense de origen musulmán Mohammad Momin Khawaja, por vinculación con los presuntos terroristas detenidos en el Reino Unido, demuestra que el extremismo musulmán no tiene nacionalidad y que la trama no se circunscribe a Europa.