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Los insurgentes han intensificado sus acciones una semana antes del primer aniversario de la caída de Sadam Huseín

EE. UU. avisa a la resistencia iraquí que los linchamientos no quedarán sin castigo

Los periódicos muestran las imágenes pero las televisiones se autocensuran

Bremer se dirige a la resistencia iraquí desde Bagdad, fuertemente protegido

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Bárbara Celis D' Amico - corresponsal | washington
León

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?os americanos amanecieron ayer con un njuevo sobresalto. Sus tropas fueron blanco de un nuevo ataque cerca de Faluya. No hubo víctimas, pero el epsiodio amenazó con hacer revivir las sobrecogedoras escenas del día anterior, cuando cuatro civiles norteamericanos fueron linchados, quemados y mutilados en Faluya y sus cuerpos arrastrados por las calles, desmembrados y colgados de un puente de la localidad por una turba de iraquíes furibundos. Los cuatro eran contratistas americanos y sus cuerpos fueron entregados ayer a las autoridades de la Coalición. La brutalidad de los asesinatos llevío ayer al administrador civil de Irak, el estadounidense Paul Bremer, a advertir que lo sucedido en Faluya «no quedará sin castigo», en alusión al ensañamiento de numerosos iraquíes con los cadáveres de las víctimas. Bremer no precisó, sin embargo, las medidas que tomará la coalición para hacer frente a los insurgentes, que han intensificado sus acciones una semana antes del primer aniversario de la caída del régimen de Sadam Huseín. Un grupúsculo desconocido hasta ahora denominado Brigadas Ahmed Yasín reivindicó el ataque y afirmó que su objetivo era vengar el reciente asesinato en Gaza del jefe espiritual de Hamás. Pero pese a todas las amenazas de Bremer y a las medidas de seguridad, que rozan la paranoia (helicópteros sobrevolando a baja alutra el Tigris, controles en las calles, armas por todas partes) los ataques continúan. Y lo hacen en la propia Faluya, donde ayer mismo un grupo de soldados pudieron escapar tras ser atacado su vehículo. Civiles iraquíes incendiaron el coche y corearon consignas antiamericanas alrededor del fuego. Autocensura El recuerdo del efecto que causó sobre la opinión pública el haber mostrado en 1993 cómo un grupo de somalíes arrastraba los cadáveres de varios marines en Mogadiscio aún estaba fresco. Aquellas imágenes, que provocaron entre otras cosas que Clinton abandonara la misión de pacificación en Somalia, impusieron sobre la prensa norteamericana ayer el velo del silencio visual. Las grandes cadenas de televisión no emitieron las imágenes (Fox News, CNN y NBC) mientras Al Jazira y Al Arabiya pixelaron rápidamente los cuerpos. Los diarios en cambio, sí que ofrecieron en sus portadas los mismos bocados de realidad que el resto de la prensa mundial. The New York Times abría sus páginas con la imagen de los cadáveres colgados del puente mientras que The Washington Post mostraba un cuerpo carbonizado recibiendo zapatazos de una turba enfervorecida. Los medios norteamericanos también habían censurardo las imágenes del 11-M y del 11-S. Nadie pudo ver a las víctimas de los atentados de Madrid. «Muestren las imágenes. Los norteamericanos tienen que entender sus responsabilidades por haber invadir Irak» Un telespectadior de la CNN

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