La nueva Otan hace causa común contra el terrorismo tras el 11-M
Una bandera roja, atravesada por una franja blanca, luce desde ayer en la sede de la Otan en Bruselas. Es la de Letonia.
Y mientras se izaba, el ministro de Exteriores de este país, Rihard Piks, declaraba exultante que en la ciudad de Riga serán muchos los que «alzarán un vaso para brindar por ese momento». La Alianza Atlántica ampliada a 26 países celebró ayer su primera reunión de trabajo, en la que se evocaron los atentados del 11-M a la vez que se reafirmó la determinación a combatir el terrorismo. Tras la ceremonia de izado de las banderas de los siete nuevos socios de la Otan -Estonia, Letonia, Lituania, Eslovaquia, Eslovenia, Rumania y Bulgaria-, los titulares de Exteriores de los Veintiséis aprobaron una declaración contra el terrorismo tras los atentados de Madrid del pasado 11 de marzo, en la que subrayan la necesidad de mejorar una serie de medidas para combatir este tipo de «atrocidades». Con esta resolución, los aliados afirman que la defensa colectiva contra el terrorismo podrá incluir «actividades llevadas a cabo por fuerzas militares de la Alianza sobre la base de las decisiones del Consejo del Atlántico Norte». La Otan sostiene que su enfoque de la lucha contra el terrorismo «es global» y en este empeño podrán utilizar «medios políticos, diplomáticos, económicos y, si fuera preciso, militares». Los ministros de Exteriores de los Veintiséis también acordaron «reforzar» su cooperación antiterrorista con la mejora, entre otras medidas, del intercambio de datos de información entre los países aliados, algo que se canalizará a través de la «unidad sobre amenazas terroristas», un órgano que se creó recientemente y que deberá estar plenamente operativo para la cumbre que la Alianza celebrará en Estambul a finales del próximo mes de junio. Rusia expresó su «actitud negativa» ante el proceso de ampliación de la Alianza.