Los radicales chiíes se atrincheran con su líder en territorio de las tropas españolas

Los intentos de mediación entre el jefe chií radical Moqtada Sadr y las tropas de la coalición no han logrado poner fin a la explosión de violencia ni calmar los ánimos en Irak. Dignatarios religiosos, líderes de formaciones chiíes, jefes tribales, responsables locales y oficiales de policía se han sucedido en los intentos de encontrar un terreno de entendimiento entre Moqtada Sadr y la coalición. Todo en vano. El joven líder religioso radical abandonó la mezquita de Kufa donde se había atrincherado. Alegando que quiere evitar un «derramamiento de sangre», se ha trasladado a la ciudad santa de Nayaf. En territorio bajo control de las tropas españolas, Sadr no ha llegado en son de paz. Él y sus seguidores se han atrincherado en una de las mezquitas y han tomado los puntos neurálgicos de la ciudad, cuya seguridad depende de los españoles. El gran ayatolá Alí Sistani, principal dignatario religioso chií, envió al jefe de su oficina a ver a Sadr «para manifestarle su simpatía e informarle de una fatwa (decreto religioso) en la que llamaba a la calma». El jefe rebelde ignoró a Sistani y le informó de que lleva a cabo una «resistencia pacífica» para poner fin a la «opresión de su pueblo por el ocupante infiel y a sus agresiones». Los enfrentamientos y el creciente número de víctimas han encendido los ánimos. La Coalición aumentó ayer la presión sobre el joven líder rebelde para poner fin a la rebelión antes del domingo, día en el que asistirán millones de peregrinos de todo el mundo llegarán a Kerbala. Todo parece señalar a que la jornada terminará en otro baño de sangre. Al menos 106 iraquíes y 20 soldados de la coalición (18 estadounidenses, un salvadoreño y un ucraniano) ha muerto en las últimas 24 horas en enfrentamientos que se han extendido como la pólvora por todo el país y que son los más graves desde la caída del régimen de Sadam Huseín el 9 de abril del 2003. En Faluja, la autoridad militar americana ha impuesto el toque de queda y mantiene a la ciudad sin luz ni agua. En Diwaniya, los soldados españoles se enfrentaron de nuevoa tiros con milicianos chiitas en las proximidades de la ciudad, sin que se produjeran bajas. Los soldados españoles contaron con el apoyo de helicópteros propios y «Apache» norteamericanos. Después, a lo largo de la noche se produjeron escaramuzas en Base España.