Diario de León

| Crónica | La ejecución de Fabrizio Quattrocchi |

«Ahora os voy a enseñar cómo muere un italiano»

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Í. Domínguez - roma
León

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«Ahora os voy a enseñar como muere un italiano». Estas fueron las últimas palabras de Fabrizio Quattrocchi antes de desplomarse de un disparo en la nuca y mientras intentaba quitarse la capucha que le habían puesto sus secuestradores. El ministro de Exteriores italiano, Franco Frattini, comunicó con el consentimiento de la familia, las últimas palabras de Quattrocchi. La diplomacia italiana ha podido ver el vídeo que el miércoles fue entregado al canal Al Yazira en el que se mostraba la ejecución de Fabrizio Quattrocchi, pero que la cadena árabe decidió no mostrar por la crueldad de las imágenes. La televisión italiana LA7, que se puso en contacto con la redacción de Al Yazira, explicó que en el vídeo se mostraba a los cuatro rehe-nes encapuchados ante una fosa y cómo uno de ellos era ejecutado con un tiro en la nuca. El asesinato ha descubierto la trágica historia de Fabrizio Quattrocchi, que lejos de ser un mercenario o un espía, era un ex panadero de 35 años metido a guardia jurado que aceptó ir a Irak con un empresa de seguridad. Pensaba ganar dinero para comprar una casa. Un inmigrante más del sur, siciliano afincado en Génova, que dejó el negocio al morir su padre porque era alérgico a la harina. Aficionado a las artes marciales, siguió un curso de agente de seguridad y empezó a hacer algunos trabajos. Hasta que le llegó la oportunidad de ir a Irak. A su madre le dijo que iba a Kosovo. Familiares angustiados El anunció sobrecogió a Italia y sorprendió al ministro Franco Frattini en un programa de televisión en directo que precisamente abordaba la cuestión. Frattini, que reveló contactos con el Gobierno de Irán para mediar en el secue-tro, no confirmó la noticia y aseguró que los raptores pertenecen «a un grupo de bandidos sin control». En el estudio se encontraban también algunos familiares de los rehenes, que no pudieron contener la emoción y la angustia por la escasa información que estaba llegando. La cadena de Qatar dijo que no conocía el nombre de la supuesta víctima. Más tarde, el ministro reveló en directo que se trataba de Quattrocchi. Los cuatro rehenes, tras la confusión inicial sobre sus identidades y el rumor de que podrían ser espías, eran empleados de empresas de seguridad. Habían visto en Irak una oportunidad para hacer dinero rápido y en cantidad. Eran porteros de discoteca o ex soldados que habían acabado reclutados en una de las muchas firmas que envían agentes privados a Irak. Tres de ellos trabajaban para DTS, una firma de Nevada, a través de IBSA, una empresa italiana de seguridad con sede en Génova. Un cuarto dirigía personalmente otra compañía de este tipo, Presidium International. Aún no se sabe qué estaban haciendo exactamente en Irak ni dónde les capturaron. En este momento hay en Irak muchas más personas como ellos. Se calcula que los paramilitares ascienden a 30.000. «Ha muerto como un héroe. Ha tratado de quitarse la capucha y ha gritado: 'Ahora os hago ver cómo muere un italiano'. Y lo han matado», relató el ministro. La triste muerte de un héroe que nadie quería.

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