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Las familias de los tres italianos secuestrados en Irak por las desconocidas Brigadas Verdes de Mahoma ven pasar las horas con ansiedad ante la promesa de sus captores de matarlos uno tras a otro si Italia no retira sus tropas.T ras el asesinato de Fabri-zio Quattrocchi, un nuevo dato aumentó ayer la angustia que vive Italia: según fuentes iraquíes, se habría amenazado con matar un rehén cada 48 horas. Esta advertencia, no obstante, no fue confirmada por el Gobierno. Mientras tanto, el Ejecutivo de Berlusconi se afana en mover todos los hilos diplomáticos posibles y prueba las vías de la mediación de Irán y Siria. No obstante, esta labor choca con un obstáculo crucial: no está nada claro quiénes son los autores de un secuestro que, por otro, lado está rodeado de puntos oscuros. Especialmente, porqué se ha ejecutado tan rápidamente a uno de ellos. La tensión que rodea el secuestro está haciendo estragos, y ya se ven gestos extremos. El padre de Salvatore Stefio, uno de los tres rehenes, lleva dos días con una bandera italiana en la puerta de su casa en Cesenático, en la costa adriática. Exige al Gobierno que trate con los secuestradores y quiere hablar con el presidente de la República. Ayer, junto a algunos familiares, ocupó la vía ferroviaria. Además, ayer se supo que el ministro Frattini ocultó durante dos horas la muerte del rehén. Un soldado estadounidense es el último rehén secuestrado en Irak. Tres periodistas checos y un canadiense fueron liberados ayer por sus secuestradores.