Soldados españoles matan a seis rebeldes en la segunda emboscada en 24 horas

Los dos vehículos blindados de reconocimiento (VEC) enfilaban una de las salidas de la ciudad de Diwaniya que conducen hacia el sur, hacia Kuwait. La inspeccionaban porque quizás sea una de las que tengan que tomar en los próximos días en su retirada. Eran las 12,45 y hacía calor en aquel descampado a más de dos kilómetros de la ciudad. Entonces, de la nada, empezaron a llover las balas y las granadas. Entre 20 y 25 milicianos del Ejército del Mahdi, seguidores del clérigo radical Moqtada al Sadr, habían tendido una emboscada a los 15 españoles que viajaban en aquella patrulla. «Una trampa en toda regla», según admitieron fuentes del contigente. Los rebeldes dirigieron sus fusiles Kalashnikov, sus ametralladoras y sus lanzagrandas RPG contra los dos vehículos. Los de la Plus Ultra, haciendo uso de su derecho de defensa contemplado en las reglas de enfrentamiento, respondieron al fuego mientras pedían por la radio a Base España apoyo urgente. El combate fue duro desde el principio. Varios iraquíes cayeron en los primeros intercamabios de disparos. Los VEC abrieron fuego con sus cañones de 25 milímetros, que expulsan con velocidad de ametralladora balas grandes como un palmo de la mano de un adulto. «Esas no te atraviesan, te parten», comentó ayer un militar a este periódico. Los refuerzos llegaron en forma de una sección de legionarios montados en sus blindados BMR y de otros cuatro VEC. Al contrario de lo que había pasado en el ataque del domingo, que se produjo en medio de la ciudad, los soldados españoles pudieron disparar sin preocuparse por la presencia de civiles. Con toda la pontencia de fuego de sus vehículos, los insurgentes se refugiaron en un vano bajo la carretera. Los españoles los rodearon. «Denles la oportunidad de que se rindan», fue la orden que recibieron los soldados por la radio. Tras tres horas de combate discontinuo, al menos seis iraquíes yacían muertos, siete se rindieron y fueron detenidos, tres de ellos heridos. Los españoles volvieron sanos y sanos a la base. «Nuestras tropas han sido atacadas y han cumplido con la obligación, con la orden, lógica por otra parte, que tienen de defenderse, y en esa defensa se han producido víctimas por parte de los atacantes iraquíes», explicó en Madrid el ministro de Defensa, José Bono. Era la segunda emboscada en menos de 24 horas contra esta misma patrulla, que fue atacada el con el resultado de dos iraquíes muertos, según fuentes de Defensa. «Esto demuestra que Al Sadr no controla a su gente», comentó ayer un militar.