El primer ministro irlandés, Bertie Ahern, calificó a este primero de mayo como «un día de esperanza y de oportunidades»
Una plegaria multiconfesional marca en Dublín la ampliación de la UE «Muchísimas gracias, campeón» Poca política en la celebración
La lucha contra el terrorismo y el logro de una nueva Constitución, retos de la Europa unida
Por España, el niño Pepe Corradini, sevillano de 13 años, ofreció la enseña nacional a Rodríguez Zapatero: «Señor Presidente -dijo Pepe-: ¿podría usted aceptar la bandera española?». Y Zapatero le contestó: «Muchísimas gracias, campeón» dándole un cariñoso palmetazo en el hombro. Mientras la presidenta McAleese recibía el pabellón irlandés, la última bandera, la de la UE, le fue dada al «Taoiseach» por un chico y una chica de Dublín. Un grupo de cadetes recogió las banderas de manos de los líderes. | efe Hubo pocos contenidos políticos durante las celebraciones. Las intervenciones de los tres presidentes de las instituciones comunitarias durante la conferencia de prensa tuvieron carácter solemne, empezando por la del primer ministro irlandés Bertie Ahern, quien comenzó su alocución identificando el momento como «un nuevo comienzo para los europeos», para saludar inmediatamente después a los recién llegados, cuya integración en la Europa comunitaria juzgó como «el triunfo de vuestra determinación y perseverancia por encima del legado de la historia». El primer ministro irlandés resaltó el enriquecimiento para el acervo cultural común que representa la entrada de los 10 nuevos socios, sin que ello suponga «amenaza alguna para vuestras singularidades» aseguró, dirigiéndose a los adherentes. «Un día de esperanza y de oportunidades». Así calificó a este primero de mayo el primer ministro irlandés, Bertie Ahern, durante una histórica conferencia de prensa compartida con los presidentes de la Comisión, Romano Prodi, y del Parlamento, Pat Cox, en la que las principales instituciones comunitarias dieron la bienvenida, desde la capital irlandesa, a los 10 nuevos socios de la UE. Fue una jornada festiva y -contra todo pronóstico- soleada en Dublín. Los actos relacionados con la ampliación comenzaron con una plegaria común, presidida por representantes de las comunidades cristiana, judía y musulmana de Irlanda, en que el cardenal Connell, el rabino Paddy Monaghan en representación del gran rabino Rabí Pearlman, el imán Halawa, el reverendo presbiteriano Alan Mitchell y el arzobispo Nelly, transmitieron un afectuoso saludo a toda la ciudadanía europea, y «especialmente a los 100 millones de nuevos ciudadanos europeos de los 10 nuevos Estados miembros». Como retos para la Europa unida, el presidente de la Comisión, Romano Prodi, mencionó la lucha contra el terrorismo, la nueva Constitución y la creación de puestos de trabajo en un mundo crecientemente multipolar. Pat Cox, el presidente del Parlamento, rindió tributo a los fundadores de la Europa comunitaria, que hace ahora 50 años, «después de una guerra devastadora, vieron muy claramente lo que había, pero estaban preparados para soñar con lo que podría ser (...). La ceremonia de hoy da una nueva razón de ser a aquella visión». Ya durante la ceremonia de izado de banderas, a media tarde, la presidenta de Irlanda, Mary McAleese, se refirió a los socios de la Unión Europa, que comparten «una lúgubre memoria de generaciones cuando Europa se desgarraba a sí misma y dilapidaba sus potenciales en conflictos violentos. Para algunos, esa memoria está aún fresca; para otros se difumina, de modo que hoy es un buen día para recordarnos a todos que esta Unión surgió de la querer poner término a esa cultura del fracaso y reemplazarla con la fresca y nueva cultura del consenso».