Diario de León
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CARLOS CARNICERO
León

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EN UN MUNDO globalizado y mediático, las fotos de la soldado norteamericana Lynndie R. England arrastrando por el cuello a un prisionero iraquí desnudo es el mejor cartel de reclutamiento que pudiera soñar Osama Bin Laden. Todos los pretextos de la invasión de Irak se han venido abajo con las imágenes obscenas de la tortura. Convendría que Aznar y todos los diputados del PP que aplaudieron unánimemente la invasión de Irak se disculparan públicamente por una guerra que ha devenido en la tortura y la represión de los ciudadanos a los que se aseguraba liberar de las garras de una dictadura. Con los antecedentes de la cárcel de Guantánamo, las torturas no pueden considerarse un hecho aislado ni imprevisible. El general responsable de Guantánamo -que casualmente va a ser trasladado como carcelero a Irak- lo ha dicho claramente: «Los presos que colaboran en Guantánamo pueden almacenar agua y alimentos y pueden salir de sus celdas de aislamiento». Naturalmente el estímulo funciona, pero es una pena que pueda considerarse tortura el racionamiento de agua en un hemisferio de 33 grados tropicales. Esa forma de operar está instalada en el Ejército norteamericano. Se pudo ver en un documental en el que un coronel se dirigía a un prisionero iraquí,herido de bala en el abdomen, al que le decía: «Si colabora, recibirá asistencia médica y podrá salvar su vida». El militar no se perturbó por la presencia de las cámaras; era su forma de entender los interrogatorios. Me imagino que sería un esfuerzo insoportable para Aznar reconocer que toda su política de involucrar a España en esta guerra ilegal que ha devenido en la barbarie reflejada por la soldado England ha sido un inmenso error que solo servirá para fortalecer los pretextos que utiliza Osama Bin Laden para reclutar fanáticos en los cinco continentes. Porque las torturas no son aisladas. Ésto no ha hecho más que empezar.

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