Desautoriza a Bremer y Rumsfeld: «No tenemos ninguna intención de dejar a esa nación a ?merced de hampones y asesinos»
Bush anuncia que sus tropas seguirán en Irak cuando ceda el poder político A salvo en la frontera de Kuwait
El general Sánchez quiere acabar cuanto antes con Sadr, que extiende la revuelta
Las tropas estadounidenses continuarán en Irak tras el 30 de junio, cuando Estados Unidos entregue la soberanía al pueblo iraquí. Lo dejó claro ayer, sin medias tintas, el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, durante su mensaje radiofónico semanal. «Nuestra misión en Irak continuará el 1 de julio y más allá», dijo Bush. «No tenemos ninguna intención de dejar a esa nación a merced de hampones y asesinos», sino de continuar decididos a construir un Irak «libre y estable», aseveró el mandatario estadounidense. El presidente insistió en que el 30 de junio «un gobierno interino soberano iraquí asumirá el poder y los iraquíes se harán cargo de las funciones de Estado, desde los servicios básicos hasta el orden público y la diplomacia». Tras esta fecha, la Autoridad Provisional de Coalición dejará de existir, señaló, por lo que las relaciones con el futuro nuevo Gobierno correrán a cargo de la Embajada de Estados Unidos. Con este mensaje, el presidente norteamericano contradijo claramente a su representante en Irak, Paul Brmere, y al secretario de Estado Donald Rumsfeld. Ambos habían anunciado horas antes que Estados Unidos podría abandonar Irak si los iraquíes no los quieren en su país. Pero ayer Bush fue tajante: seguirán en Irak lo quieran o no los iraquíes. Bush también se refirió a las torturas a los prisioneros y reprochó que algunos soldados «olvidaran» la Convención de Ginebra. Mientras, en Irak, violentos combates estallaron de nuevo en la ciudad chií de Nayaf, asediada por las tropas de EE.?UU. al tiempo que milicianos fieles al clérigo radical chií Muqtada al-Sadr también se enfrentaron a soldados italianos en la localidad de Nasiriya. El comandante en jefe de las tropas de EE.?UU. desplegadas en Irak, el general Ricardo Sánchez, declaró ayer que la revuelta en las ciudades chiíes de Kerbala y Nayaf debe acabar «lo antes posible», tras intensificarse ayer los combates y estallar escaramuzas en otras ciudades del sur. Por segundo día consecutivo, guerrilleros del Ejército del Mahdi, milicia que controla el religioso, intercambiaron disparos con soldados estadounidenses en el cementerio de Nayaf, uno de los lugares más venerados por los chiíes. Tanques estadounidenses, acompañados por unidades polacas y búlgaras, se enfrentaron a los milicianos en el cementerio de la ciudad, como lo hicieran los blindados del ex presidente iraquí Sadam hace 13 años para aplastar una revuelta chií. Kerbala permanecía desierta, envuelta en un extraño silencio roto por las explosiones y los disparos de la ametralladoras. La orden del general Sánchez de imprimir «más dureza y firmeza» para aplacar la revuelta de Al-Sadr coincidieron con una serie de operaciones de castigo contra sus seguidores en Bagdad, que causó 14 muertos en barrio pobre en el que se concentran los adeptos del clérigo. Otro convoy español abandonó ayer Irak camino de España. El Ejército estadounidense asumirá oficialmente hoy el mando del acuartelamiento español en Diwaniya, dentro la operación de repliegue de las tropas españolas. En menos de una semana, no quedará ningún militar español en el país. En Base España, las últimas tropas enviadas por el Gobierno de Aznar han hecho ya su petate y se disponen a recorrer el peligroso camino para volver a España. La tensión del repliegue es evidente. Ayer, al pasar la frontera de Kuwait, un solddao español hace un expresivo gesto.