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| Crónica | Cumbre tras el acuerdo de la ONU |

Bush y Blair piden ante el G-8la implicación de la Alianza

Los países más poderosos del planeta suscriben el plan de Estados Unidos para Oriente Medio, pero suavizado

Bush saluda al nuevo presidente de Irak en la reunión del G-8

Publicado por
Bárbara Celis D¿Amico - corresponsal | washington
León

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Henchido de orgullo tras su triunfo en la ONU, donde consiguió que se aprobara por unanimidad una resolución para Irak, George W. Bush dio ayer un paso más en su intento por internacionalizar la estabilización política de ese país e invitó a la OTAN a participar militarmente en la posocupación iraquí. Reunido en Sea Island con los jefes de Estado del Grupo de los Ocho y tras haber fracasado en su intento de convencer indivi-dualmente a Francia, Rusia, Alemania y Canadá para que envíen tropas propias, el presidente de EE.?UU. utilizó la plataforma de la cumbre del G-8 para solicitar la intervención de la Alianza Altántica. «Creemos que debería involucrarse más», afirmó el presidente norteamericano flanqueado por Tony Blair, su más firme aliado europeo. «Trabajaremos con nuestros amigos de la OTAN para al menos mantener el papel actual y esperamos que se amplíe de alguna manera», dijo tras una reunión bilateral con el primer ministro británico. No obstante, Francia, el país que se opuso con mayor fuer-za a la invasión de Irak y el que puso las mayores trabas a la aprobación de la nueva re-solución de la ONU, expresó inmediatamente su desacuer-do. «No creo que intervenir en Irak sea un cometido de la OTAN», expresó Jacques Chi-rac tras escuchar la sugerencia de Bush. Intervenir «no sería comprendido. Tengo bastantes reservas acerca de esta pro-puesta», indicó el mandatario francés, quien subrayó que sólo la consideraría «si el Gobierno iraquí lo solicita claramente». Tampoco Alemania se mostró abierta a que la OTAN envíe tropas y así se lo habría hecho saber el canciller Schröder a Bush durante su reunión bilateral. A pesar del ambiente distendido, EE.UU. tuvo ayer numerosas dificultades para conseguir que se aprobara uno de los principales objetivos con los que acudía a la cumbre: su plan para la reforma y demo-cratización de Oriente Medio, conocido como «Gran Medio Oriente». Tras intensas nego-ciaciones, el G-8 suscribió el plan aunque con importantes modificaciones, entre ellas el enfásis a que «los cambios no pueden ser impuestos desde fuera». El objetivo del progra-ma, denominado «Cooperación para el progreso y el futuro co-mún», es «fortalecer la libertad, la democracia y la prosperidad para todos» y fomentar la liber-tad de expresión y la igualdad entre el hombre y la mujer. Ayer se supo que el primer ministro iraquí, Iyad Allawi, organizó como líder de un grupo de oposición controlado por la CIA, una campaña de sabotajes para derrocar a Sadam en los 90.

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