Chirac y Blair libran un pulso para elegir al sustituto de Prodi

El 22 de julio es la fecha que tiene prevista la Eurocámara para pronunciarse sobre la persona encargada de sustituir al italiano Romano Prodi en la presidencia de la Comisión Europea y, a un mes vista, los líderes comunitarios ni siquiera se han puesto de acuerdo sobre el perfil del nuevo aspirante. Si el francés Chirac advirtió de que el que futuro número uno de Bruselas debe proceder de un país «con larga experiencia» en la Unión, el británico Blair aguanta la presión y defiende que pueda ser un nacional de cualquiera de los 25 estados miembros. No lo va a tener fácil el irlandés Bertie Ahern, presidente de turno de la UE, para forjar un consenso en torno al sustituto de Prodi. Pero si finalmente se enciende la bombilla, Ahern está dispuesto a convocar una cumbre europea hacia finales de este mes, justo antes de dejar su cargo el frente de la UE y pasar el testigo a Holanda. Dos bandos Aun así, existe un riesgo de que todo reviente en pedazos, pues hay dos bandos enfrentados que, otra vez, coinciden con los promotores y detractores de la guerra de Irak. Por un lado, el presidente francés, Jacques Chirac, -respaldado por el canciller alemán Gerhard Schröder- quiere que el futuro presidente del Ejecutivo proceda de un país con innegable vocación europeísta, es decir, que participa en políticas como el euro, el área de fronteras abiertas de Schengen o la Defensa única, lo que excluiría a socios como Gran Bretaña, Suecia, Dinamarca, a parte de Polonia y los otros diez Estados que acaban de ingresar en la Unión. Por otro lado, Londres, apoyado por Italia y Polonia, quiere hacer valer la igualdad de méritos, hasta el punto que se ha encargado de vetar al candidato franco-alemán, el primer ministro belga, Guy Verhoftstadt, que ya quedó fuera de esta carrera. Otros nombres como el del portugués Durao Barroso siguen sonando, si bien fuentes diplomáticas informaron a Reuters que fue rechazado por Zapatero por salir «en la foto de las Azores». Como también suena siempre que se mueve una silla en Bruselas el de Javier Solana.