«A mi hijo lo ha matado el Gobierno de Seúl»

Corea del Sur estaba conmocionada ayer por el asesinato de uno de sus ciudadanos en Irak, a la vez que se reabría la polémica en torno al envío de tropas. Mientras el cuerpo de Kim Sun Il, de 33 años, era hallado la noche del martes a 30 kilómetros de Faluya, en la localidad surcoreana de Busan, sus padres tuvieron que ser trasladados a un hospital. Desde el centro médico, Kim Jong Kyu y Shin Young mostraron su ira por la actitud del Ejecutivo y rechazaron cualquier ayuda financiera. «A mi pobre hijo lo ha matado el Gobierno», se acaloraba la madre. Vamos a enterrar sus restos en el Ministerio de Exteriores», declaró a la prensa. Seúl no se doblegó a las amenazas terroristas y reafirmó el lunes, al conocer el secuestro, que se mantenía en pie el envío previsto de soldados. El presidente Roh Moo Hyun lo volvió a subrayar ayer en un mensaje televisado a la nación. Muchos medios de comunicación tacharon al Gobierno de incapacidad por no haber logrado salvarle, tal como hizo Tokio en abril con tres de sus nacionales. Decenas de organizaciones convocaron anoche una vigilia para expresar el dolor del pueblo y pedir al Gobierno que anule la operación en Irak, mientras medio cente-nar de diputados presentaron al Legislativo una resolución para revocar el envío de 3.000 soldados. El presidente surcoreano condenó ayer con dureza el asesinato del rehén Roh confesó en un discurso difundido por televisión sentir una pena que le «parte el corazón» por la suerte del intérprete surcoreano. «Los actos terroristas son crímenes antihumanos».