Diario de León

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El oficio más peligroso Expertos de la ONU piden visitar Irak, Afganistán y Guantánamo

Todos los policías iraquíes están en alerta. Los próximos días serán los más difíciles, según el jefe de Sattar Charan, un agente cuyas hijas le piden que no vaya a trabajar

Los marines destapan la munición encontrada en un control rutinario en la ciudad iraquí de Faluya

Los marines destapan la munición encontrada en un control rutinario en la ciudad iraquí de Faluya

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Sebastián Blanc Isabel Saco - bagdad ginebra
León

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Cada vez que el sargento iraquí Sattar Charan se pone el chaleco antibalas para ir a trabajar, sus tres hijas pequeñas lo abrazan muy fuerte, pidiéndole que no salga a la calle, tal vez conscientes de que su padre desempeña el oficio «más peligroso del mundo», como lo demuestra la muerte de 700 policías en Irak en el último año. En la plaza Tahir de Bagdad, donde se encuentra el monumento de la Liberación, Sattar Charan está de guardia este viernes, en estado de alerta. Decenas de sus colegas han sido asesinados en tan sólo dos días. Las últimas víctimas murieron hace apenas unas horas en el enésimo atentado contra una comisaría de policía, al noreste de la capital. «Pueden atacarte en cualquier momento. Hay que estar alerta cada segundo. Nunca bajar la guardia. Los jefes nos han dicho que hay que estar muy atentos con los coches bomba y los francotiradores», cuenta el policía de 38 años. Dentro de pocas horas la temperatura superará los 40 grados centígrados. Sattar deja su chaleco antibalas en el jeep de la patrulla. «Da igual, es Dios el que envía la muerte», dice. El talismán En el bolsillo de su camisa reglamentaria azul cielo conserva como talismán las fotos de sus tres hijas: Zahra, Adraa y Tabarak, que cada día le piden que no salga de casa. Charan gana 200 dólares al mes. Trabaja 24 horas seguidas, con una pausa de dos horas en la comisaría. Y después dos días de desanso. Pero, incluso en la comisaría, el peligro acecha: los puestos de policía son atacados regularmente, como el jueves en Mosul, Ramadi o Baaquba. Para defenderse Sattar Charan tiene una pistola moderna de marca Glock y un Kalachnikov guardado en el coche. A su lado, su colega Mohammed Tahar, con los binóculos pegados a los ojos, escruta los edificios colindantes, temiendo un francotirador. Cuando Sattar explica a la AFP su dura situación, una mujer mayor sin dientes que pasa por la calle susurra: «Rogamos por usted». «La población nos apoya. Es lo que nos da ánimos», confirma el policía. Sattar señala una avenida que lleva al túnel donde la víspera fue desactivado un artefacto explosivo. Cada montón de piedras, cada bolsa de plástico, cada rincón son sospechosos. Cuatro hombres que se acercan a la patrulla y los policías les apuntan y les obligan a demostrar que no llevan explosivos. Al contrario de los estadounidenses, los 92.000 miembros de la nueva policía iraquí no tienen blindados ni armas de gran calibre. Situados en las primeras posiciones, son los más vulnerables. Más de 700 han muerto en un año. El conjunto de relatores sobre derechos humanos de las Naciones Unidas acordaron ayer que cuatro de ellos viajen a Irak, Afganistán y la base naval estadounidense de Guantánamo para entrevistarse con los detenidos acusados de terrorismo. Una treintena de expertos en derechos humanos, que concluyeron ayer en Ginebra una reunión anual, declararon que esa visita es necesaria para comprobar que los estándares internacionales de derechos humanos son respetados en esos lugares, donde gran parte de los detenidos se encuentran incomunicados. Theo Van Boven, relator sobre Tortura, Leandro Despouy, relator sobre Independencia de Jueces, Paul Hunt, experto en Derecho a la Salud, y Leila Zerrougui, presidenta del grupo de trabajo sobre Detenciones Forzadas, fueron los designados para visitar las convulsionadas Irak y Afganistán, así como la base de Guantánamo en la isla de Cuba. Cada cual deberá -según el encargo de sus colegas- evaluar la situación en los centros de detención según su mandato para luego preparar un informe conjunto que presentarán en la próxima sesión de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, en marzo del 2005. En su pronunciamiento, los relatores y expertos enfatizaron su preocupación por «la grave incidencia de ciertas medidas tomadas en nombre de la lucha contra el terrorismo en el disfrute de los derechos y libertades fundamentales». El holandés Theo Van Boven explicó que la solicitud para visitar los lugares mencionados será elevada al Alto Comisionado de Derechos Humanos y al secretario general de la ONU, Kofi Annan, quienes deberán «trasladar esta petición a las autoridades competentes.

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