La guerra de Irak se ha erigido como la mayor crisis del mandatario británico desde 1994
Blair cumple diez años al frente del Partido Laborista en pie de guerra
La oposición acusa al líder británico de una mala gestión de los servicios de inteligencia
El primer ministro británico, Tony Blair, cumplía ayer diez años al frente del Partido Laborista teniendo que defenderse una vez más públicamente de las acusaciones de haber engañado al parlamento y al país para excusar una intervención militar en Irak. Irak se han erigido como la mayor crisis de Blair desde que se hiciera cargo de las riendas del laborismo en 1994 y del Gobierno británico en 1997. A pesar de que se ha visto obligado a aceptar los errores cometidos en los preámbulos del conflicto -«lo que sin embargo no resta justificación a la intervención militar», tal como dijo ayer- también es cierto que ha decidido plantar cara, dar guerra a sus detractores dentro y fuera del partido y anunciar que se presentará a por la tercera legislatura el próximo año. El debate en los comunes con las conclusiones del Informe Butler como telón de fondo duro cinco tensas horas. Los partidos en la oposición lanzaron sus caballerías contra el premier al que acusaron con las únicas críticas del Informe, esto es, la mala gestión de los servicios de inteligencia y el erróneo uso de esa información por parte del Gobierno. El líder liberal, Charles Kennedy, llegó a insinuar que hubiera sido una «misión imposible» llevar al país a la guerra con Irak si se hubiera conocido en Westminster el origen y proceso de la información utilizada por Downing Street. Contrarréplica En respuesta Blair prometió ciertos cambios en la manera en la que actuarán a partir de ahora las agencias de información. Por ejemplo cualquier documento procedente de las agencias será presentado al parlamento por separado sin ninguna connotación política. De cualquier forma, el décimo aniversario del primer ministro británico se vio deslavado ya desde la mañana cuando el rotativo The Guardian publica una encuesta en la que la mayoría de los británicos creen que Blair les engañó sobre la existencia de armas de destrucción masiva en Irak, la piedra angular sobre la que Blair basó su campaña para acompañar a Estados Unidos en busca del derrocamiento de Sadam Husein. A menos de un año para las elecciones, el premier ya ha puesto en marcha su maquinaria electoral, que incluye la celebración de un referendo sobre la Constitución europea y la promesa de revisar los criterios de convergencia para la adopción del euro.