El presidente de sudanés acusa a la comunidad internacional de tomar el Islam como blanco
Los líderes rebeldes negociarán el cese de las hostilidades en Sudán
La actual situación de Darfur es fruto de la pasada actuación de EE.UU. que trató de estabilizar el país
Los líderes de los dos grupos rebeldes de la región occidental de Darfur en Sudán acordaron ayer iniciar negociaciones para resolver la crisis política que ha provocado la mayor catástrofe humanitaria de la actualidad. El acuerdo, anunciado por la Oficina del Portavoz de la ONU, se produce un día después que los líderes del los grupos rebeldes de Darfur, el Movimiento por la Justicia y la Igualdad y el Ejército de Liberación de Sudán, mantuvieran consultas en Ginebra. Estos contactos iniciales fueron auspiciados por el mediador de la Unión Africana (UA) en Darfur, Hamid Algabid, y por el asesor especial del secretario general en Africa, Mohamed Sahnoun, según el portavoz de la ONU, Fred Eckhard. Ahora los funcionarios de la ONU y de la UA deberán discutir con el gobierno sudanés exactamente cuándo y dónde se iniciarán las negociaciones. Miles de personas han muerto, y 1,2 millones de sudaneses han sido desplazados después de más de un año de enfrentamientos entre las fuerzas gubernamentales, aliadas con las milicias árabes Yanyauid, y los dos grupos rebeldes que actúan en la región de Darfur. Eckhard indicó que el Consejo de Seguridad está estudiando a nivel de expertos una propuesta de resolución presentada por EE.UU, que contempla la imposición de un embargo de armas a las milicias Yanyauid y la posibilidad de sanciones al gobierno sudanés, si no actúa rápido para mejorar las condiciones de seguridad en la región. Por otro lado, el representante de la ONU para los Desplazados Internos, Francis Deng, tiene previsto iniciar mañana, sábado, una visita a Sudán para evaluar la situación en Darfur y en el sur del país, donde ha habido violaciones del alto el fuego entre las tropas sudanesas y el grupo rebelde Movimiento Popular de Liberación. Mientras tanto, las agencias humanitarias dicen que sólo han recibido un 37% del total de las aportaciones financieras por parte de los países donantes para ayudar a dos millones de sudaneses afectados por el conflicto en Darfur. Amenazas sin efecto Las dudas de ayer del gobierno norteamericano a la hora de aplicar el término genocidio a la tragedia que vive la región sudanesa de Darfur no eran una simple cuestión de rigor léxico. Según el tratado de 1948 para la prevención del genocidio, si éste fuese declarado oficialmente, la comunidad internacional tendría la obligación de intervenir, incluso militarmente. Mientras tanto, como era previsible, las mínimas medidas adoptadas el mes pasado por la comunidad internacional no han surtido el menor efecto. La amenaza de sanciones poco puede inquietar al régimen de Jartum, que lleva años sometido a ellas. De hecho, esas sanciones que lo han debilitado le han hecho también más dependiente de sus fuerzas de seguridad y de milicias como los yayauid a los que se pide ahora que controle. En cuanto a la presión norteamericana, la Casa Blanca no sólo es renuente a enviar más tropas al extranjero en año electoral, también se resiste a echar por tierra todo su trabajo de aproximación, hacho hasta ahora, al actual régimen de Jartum. Sobre todo considerando que existe el peligro, real, de desestabilización del país: en los últimos días ha habido insistentes rumores de golpe de estado en el país africano, se estarían agrupando en sus bases fronterizas.