El líder bolivariano llega con aparente ventaja en los sondeos a la consulta que marca su futuro
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Para revocar al polémico presidente, los antichavistas necesitan 3,76 millones de votos
Ambos bandos cantan victoria. El oficialismo y la oposición de Venezuela, tras meses de rifirrafes en ocasiones muy violentos, dirimirán hoy en las urnas su enfrentamiento sobre la permanencia o la salida del presidente, Hugo Chávez, del poder. Aunque también hay riña de encuestas, las últimas -incluso alguna próxima a la Coordinadora Democrática (CD), conglomerado variopinto de partidos y grupos opositores- otorgan al polémico gobernante una ventaja de entre el 10% y el 20%. Unos y otros confían en que el voto oculto de más de 14 millones de venezolanos, habilitados para ejercerlo en el referéndum, decida la balanza a su favor. En el CD dicen que los sondeos desfavorables a ellos «están amañados por el Gobierno». El Ejecutivo asegura que respetará el resultado «cualquiera que sea», según ha confirmado por activa y por pasiva el vicepresidente, José Vicente Rangel, a los embajadores acreditados en Caracas. Pero Rangel ha expresado también ante el cuerpo diplomático su preocupación por la «inquietante declaración» del líder opositor y gobernador del Estado Miranda, Enrique Mendoza, quién adelantó que su bloque dará resultados «a boca de urna», a pesar de que está expresamente prohibido por el Consejo Nacional Electoral. Para revocar el mandato del polémico presidente, los antichavistas necesitan alcanzar o superar los 3,76 millones de votos, cifra con la que fue elegido en 2002. Asimismo, precisan que el jefe del Estado no obtenga más votos que la oposición y que, como mínimo, acuda a votar el 25% del censo. De lo contrario, Chávez se mantendrá en el cargo hasta el 10 de enero del 2007. Y volver, volver, volver... Por si llegara a perder, el líder ya ha adelantado que tras tomarse 15 días de vacaciones volvería a la campaña como candidato presidencial, aprovechando que la Constitución no prohíbe la postulación de un presidente revocado. A fin de garantizar la jornada electoral se desplegarán 117.000 efectivos militares a lo largo del país, junto a miembros de los cuerpos de Inteligencia del Estado. La votación pondrá definitivamente fin a una campaña que comenzó a primeros de junio y terminó oficialmente el pasado jueves. Sin embargo, tanto el Gobierno como la oposición pusieron el broche multitudinario el domingo anterior, con dos masivas concentraciones. Chávez, vestido de rojo -el color que caracteriza su mandato- y sobre una marea de banderas, camisetas y gorras, animó durante tres horas a sus seguidores. «Vamos a ganar, pero no hemos ganado». Hoy se lo juega casi todo.