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| Análisis | La hora dura del libertador |

Los?venezolanos?en?su laberinto

Publicado por
Miguel Ángel Murado - redacción
León

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Hay un Chávez sobre el que existe acuerdo entre todos los venezolanos. Todos le admiran. Incluso los norteamericanos siguen con entusiasmo su carrera y coleccionan los cromos que llevan su fotografía. Ese es Endy Chávez, el jugador venezolano que arrasa en las Ligas Mayores de béisbol en Estados Unidos. Respecto al otro, al Chávez presidente de Venezuela, la cosa es bien distinta. Sería difícil encontrar a un personaje que concitase un contraste de opiniones mayor. Tanto que hoy los venezonalos están llamados a darle un «sí» o un «no», sin más. Ese es, a la vez, el gran mérito y el gran problema de Hugo Chávez: su capacidad para ilusionar ha sido la otra cara de su capacidad para dividir. Su constante apelación a la figura de Bolívar es, en este sentido, reveladora: Bolívar fue un visionario pero a la vez un pésimo gestor. Y Chávez, el hombre que se paseó por Caracas con la espada del libertador después de haber salido airoso del golpe de estado que parecía destinado a liquidarle políticamente hace dos años, es un visionario que ha logrado el entusiasmo de las masas de pobres en Venezuela. Pero también es, desgraciadamente, un pésimo gestor que no ha logrado satisfacer esas mismas aspiraciones de mejora social Por sinceros que hayan sido los esfuerzos de Chávez por sacar de su pobreza al 80% de los venezolanos, lo cierto es que durante su mandato la probreza extrema se ha duplicado, mientras que la renta per cápita ha caído un 23% y la economía ha encogido casi un 10%. Atribuir estas cifras a un boicot encubierto impulsado por Estados Unidos no parece suficiente. Chávez había prometido una economía con soluciones imaginativas, pero está claro no basta que una idea sea imaginativa para que sea eficaz. Esto hace que los venezolanos se vean hoy avocados a una elección simplemente de filias y fobias, una elección entre dos males potenciales. Porque, por otra parte, es claro que la campaña anti-chavista obedece a intereses espúreos: los de la antigua clase dirigente del país y los de Estados Unidos, que necesita del petróleo venezolano y quiere a toda costa acabar con la política de Chávez de precios altos. Para ellos, el referendum es un tercer intento de derribo, tras el golpe del 2002 y la huelga salvaje del 2003. García Márquez había titulado su libro sobre los últimos días de Bolívar El general en su laberinto . Desgraciadamente, parece que Venezuela sigue siendo hoy un laberinto en el que, esta vez, se encuentran no sólo el presidente sino todos los venezolanos.

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