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Pese a la idea de estabilidad que se quiere difundir desde el Kremlin, la guerra sigue presente

Putin visita Chechenia de cara a las elecciones tras otro ataque en Grozni

Los comicios están convocados para elegir al sucesor del asesinado presidente pro ruso Kadírov

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efe | moscú

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El jefe de Estado ruso, Vladímir Putin, visitó ayer Chechenia a una semana de los comicios convocados para elegir al sucesor del asesinado presidente pro ruso chechén, Ajmad Kadírov, y pocas horas después de un ataque guerrillero en Grozni. Desde el balneario de Sochi, en el mar Negro, donde pasa sus vacaciones, Putin se trasladó en secreto a Tsentoróy, el pueblo natal de Kadírov, muerto durante un atentado con bomba en Grozni el pasado 9 de mayo y quien ayer habría cumplido 53 años. En Tsentoróy el jefe del Kremlin fue recibido por el hijo de Ajmad y actual hombre fuerte de Chechenia, Ramzán Kadírov, y el ministro del Interior y candidato oficial en los comicios presidenciales chechenes del próximo domingo, Alú Aljánov. En el cementerio de Tsentoróy, Putin visitó la tumba de Kadírov, quien en la primera guerra de 1994-96 fue máximo líder islámico de los separatistas e instaba a la «guerra santa contra los infieles», pero que en la actual, que cumple cinco años, se puso del lado del Kremlin. «Hemos perdido a un hombre muy sincero, valiente y honrado», dijo Putin ante la tumba del antiguo muftí y político que logró convencer al Kremlin de que podría poner orden en su república desgarrada por diez años de guerra. Aljánov, favorito de los comicios extraordinarios y que cuenta con el apoyo del Kremlin y de los clanes chechenes más poderosos, dio las gracias a Putin por visitar la república «en estos difíciles tiempos» y prometió continuar la causa de Kadírov. Inmediatamente tras ese acto, Putin volvió a Sochi en compañía de Aljánov y Ramzán Kadírov, sin pasar por Grozni, que sufrió nuevos ataques rebeldes que causaron decenas de muertos, entre militares, policías, rebeldes y civiles. Campaña electoral Una vez en Sochi, los tres comparecieron ante las cámaras de televisión en una reunión de marcado carácter electoral en la que Putin repartió órdenes de mejorar la desesperante situación socio-económica de la población chechena tras diez años de guerra. El líder ruso exigió reforzar la coordinación entre todas las estructuras de fuerza para garantizar la seguridad de la población y acelerar el pago de compensaciones por las viviendas destruidas (12.000 dólares por familia) y la difusión de la telefonía móvil en la república, que está en ruinas. En otro gesto, muy interesante para los clanes en el poder, Putin prometió dejar en el presupuesto local los beneficios que rinde la exportación del crudo chechén, sector cuyo control, según la prensa, comparten el clan Kadírov, la guerrilla y los generales rusos, y en el que el contrabando es la única actividad que no se ve afectada por la guerra. Pese a la idea de tranquilidad la guerra sigue muy presente.

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