La llegada del máximo líder a Irak quedó empañada por el estallido de numerosos enfrentamientos
Según la policía iraquí, Al Sáder y Sistani logran un acuerdo de paz
Después de al menos 74 muertos y cerca de 315 heridos en Nayaf y Kufa, se vislumbra un cese de la violencia
El clérigo radical chií Muqtada Al Sáder y el gran ayatolá Ali Sistani, han alcanzado un acuerdo de paz, según la policía iraquí. Las negociaciones comenzaron inmediatamente después de la llegada del gran ayatolá a Nayaf, epicentro del conflicto. La iniciativa de paz de Sistani estipula «el desarme en Nayaf y Kufa, así como la salida en ambas ciudades de todos elementos armados», y el pago de indemnizaciones a las personas afectadas por los combates librados desde el pasado 5 de agosto. También en el plan se establece que será la policía iraquí la que asuma la responsabilidad de la seguridad y el mantenimiento del orden en las dos ciudades, plazas fuertes del Ejército del Mahdhi, el grupo armado creado y dirigido por el clérigo Al Sadr. La jornada sangrienta El gran ayatolá Ali Sistani inició ayer conversaciones con los representantes del clérigo radical Muqtada Al Sáder para tratar de detener la violencia, que causó 74 muertos y 315 heridos en la ciudad santa de Nayaf y la vecina Kufa. La matanza ocurrió en la jornada en la que varias decenas de miles de iraquíes secundaron el llamamiento del ayatolá Sistani de marchar hacia Nayaf para rescatar la ciudad, convertida durante tres semanas en escenario de fieros combates. Antes de que Sistani, el más respetado líder religioso chií, llegara a Nayaf arropado por una multitud de seguidores, al menos dos obuses impactaron al lado la mezquita de Kufa, y un tercero explotó en el patio de oración cuando estaba abarrotado de fieles. Al menos 40 personas perdieron la vida y cerca de 80 resultaron heridas a causa del ataque a la mezquita de Kufa, desde cuyo podio Al Sáder pronunció su sermón de los viernes hasta que estallaron los combates en Nayaf, a unos cuatro kilómetros de distancia. Vecinos de la mezquita dijeron que antes del lanzamiento de los obuses en las proximidades no se apreció la presencia de miembros de las fuerzas de seguridad iraquíes, tampoco de la tropas de EE.UU. Poco después del ataque a la mezquita, en la que el Ejército del Mahdi tiene su cuartel general, desconocidos abrieron fuego sobre una manifestación integrada por partidarios del clérigo radical que se dirigían a la ciudad santa.