El informe militar sobre la cárcel de Abu Ghraib subraya falta de disciplina
El informe militar presentado en el Pentágono y que investiga las causas y los responsables de los abusos revelados en la prisión iraquí de Abu Ghraib reveló la mala conducta entre los soldados destinados en la cárcel y subrayó la falta de liderazgo en el alto mando militar. Dicho informe acusa a 27 personas de la unidad de inteligencia, encargada de los interrogatorios, de Abu Ghraib como responsables por su participación o por haber autorizado medidas que supusieron un abuso de los prisioneros iraquíes. De estas 27 personas, acusadas de complicidad, 23 eran miembros de la 205 Brigada de Inteligencia Militar que supervisaba los interrogatorios en la prisión. Los cuatro implicados restantes son civiles contratados por la unidad. Según el informe presentado por el general Paul Kern, el origen de los abusos cometidos se encuentra en «la mala conducta y la pérdida de valores morales». Todas las personas halladas responsables se enfrentarán a un juicio y acciones disciplinarias por los abusos ocurridos entre julio del pasado año y febrero del presente. Además de los citados en el informe, los investigadores recomendarán la implicación de cinco personas más que, si bien no tomaron parte en los abusos, contribuyeron a fomentar las condiciones que los desencadenaron. Entre estas personas podría encontrarse el coronel Thomas Pappas, comandante de la 205 Brigada. Entre las causas que señala el informe se encuentra «la mala conducta, desde lo inhumano a lo sádico, de un pequeño grupo de soldados y civiles de moral corrupta, la falta de disciplina de una parte de los líderes y soldados y la carencia de liderazgo» en el alto mando destinado en Irak. El informe además hace una distinción entre los abusos que se reflejan en las fotografías publicadas en prensa, y aquellos cometidos durante los interrogatorios de los detenidos. Según el informe, casi el 66% de los abusos cometidos durante los interrogatorios fueron cometidos por soldados que «erróneamente» creían que estaban utilizando técnicas autorizadas o desconocían su grado de ilegalidad. Fay no dudó en asegurar que algunos de los malos tratos llevados a cabo en Abu Ghraib se podían considerar torturas. «Hay una clara desviación del comportamiento, fruto de errores de liderazgo, de gente cometiendo estos hechos y otros no corrigiéndolos», añadió.