Diario de León

El presidente ruso descartó negociar con los rebeldes chechenos en un encuentro con corresponsales extranjeros

Putin rechaza una investigación pública sobre la tragedia de Beslán

Miles de moscovitas se manifiestan al estilo soviético contra el terrorismo. Álbumes:

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agencias | moscú
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El presidente Vladimir Putin descartó la idea de una investigación pública sobre la toma de rehenes en Beslán y rechazó toda negociación con los independentistas chechenos, horas antes de que los moscovitas se manifestaran por primera vez contra el terrorismo. Putin prefirió responder a las preguntas de periodistas extranjeros y no a las de los medios nacionales, que en su mayoría han sido extremadamente críticos con la gestión de la crisis en Beslán. El jefe del Kremlin defendió su actuación y criticó a algunos países occidentales por su insistencia en llamar «rebeldes» a los chechenos, cuando siempre se ha llamado terroristas a los responsables del 11-S. «¿Por qué los pupilos de Bin Laden son llamados terroristas y a la gente que mata niños se la califica de rebeldes? ¿Dónde está la lógica?», se preguntó antes de añadir: «Yo no digo a nadie que se reúna con Bin Laden». Métodos soviéticos La manifestación de ayer en Moscú, convocada bajo el lema «Rusia contra el terrorismo», recordó mucho las metódicas y disciplinadas concentraciones que la cúpula comunista organizaba en la época soviética. Los vecinos de los pueblos y barriadas del extrarradio de la capital dispusieron de autobuses gratuitos y recibieron refrigerios e incluso pancartas y banderas ya confeccionadas. «No cederemos al chantaje terrorista» y «No pondrán a Rusia de rodillas» eran algunas de las frases que se podían leer. El acto tuvo lugar junto a la catedral de San Basilio en la plaza Roja, y concentró, según la policía, a unas 135.000 personas, cifra bastante abultada para lo que suelen ser este tipo de eventos en Rusia, pero ridícula si se tiene en cuenta la saña con la que el terrorismo ha golpeado el país y sin olvidar que Moscú es una ciudad de casi 10 millones de habitantes. Pese a los esfuerzos desplegados por las autoridades para lograr la mayor asistencia posible a la manifestación, se dio la paradoja de que el descomunal aparato de seguridad desplegado impidió a muchos ciudadanos unirse a los manifestantes. En la tribuna no hubo representantes del Kremlin. El protagonismo de la convocatoria estuvo a cargo de los sindicatos y del alcalde, Yuri Luzhkov, que lanzó una agria diatriba, considerada demagógica por algunos periodistas rusos, contra las fuerzas de seguridad por su inoperancia en la prevención de atentados. Concentraciones similares tuvieron lugar en otras ciudades aunque con un número de participantes muy inferior. En Vladikavkaz, la capital de Osetia del Norte, los ánimos se caldearon y se pidió la dimisión de todo el Gobierno de la república y del presidente Alexánder Dzasójov, quien se negó a acceder a los demandas de los secuestradores.

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