Moratinos defiende en su viaje a Sudán el diálogo con el Gobierno de Jartum

El ministro español de Asuntos Exteriores, Miguel Angel Moratinos, llegó ayer a Sudán para evaluar sobre el terreno la crisis humanitaria de Darfur, apoyar la misión de la Unión Africana en la región y aumentar la presión diplomática sobre el régimen de Jartum. Moratinos, que viaja acompañado de la secretaria de Estado de Cooperación Internacional, Leire Pajín, desarrollará hoy su agenda de contactos con las autoridades sudanesas, que incluye una reunión de trabajo con el ministro de Exteriores sudanés, Mustafá Osman Ismael, y la audiencia que le concederá el presidente Omar Hasan Ahmed al-Beshir. El jefe de la diplomacia española acude a la capital sudanesa no sólo como tal, sino también como presidente de turno del Consejo de Seguridad de la ONU, horas después de que el secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan, instara en Nueva York a una movilización inmediata para proteger a los civiles en Darfur y detener los abusos y las violaciones del alto el fuego. Proyecto de resolución Annan reclamó expresamente al Consejo de Seguridad que apruebe «sin demora» su proyecto de resolución sobre Sudán, que amenaza a Jartum con sanciones contra el sector petrolero si no cumple sus compromisos en la protección de civiles, y demandó una ayuda inmediata a la UA para desplegar un mayor número de tropas. España es una de las naciones que respaldan en el Consejo de Seguridad el proyecto de resolución presentado por EE.UU., que suavizó en los últimos días el texto para intentar vencer las reservas de China, país con derecho de veto y principal importador de crudo sudanés, Pakistán y Argelia. En esta visita, Moratinos examinará con las autoridades sudanesas la aplicación de la resolución 1556, que dio a Jartum el pasado 30 de julio un mes para desarmar a las milicias árabes progubernamentales (yanyauid), y les trasladará la disposición de la UE a desplegar en la zona una fuerza de policía civil, si así lo solicita la Unión Africana. La UA tiene desplegados en Darfur 80 observadores militares, protegidos a su vez por 300 soldados africanos, que supervisan el alto el fuego entre el Gobierno y los dos grupos rebeldes de la región: el Movimiento Popular de Liberación de Sudán (MPLS) y el Movimiento de la Justicia y la Igualdad (MJI). El conflicto de Darfur, que la ONU describe como la peor crisis humanitaria del mundo y EE.UU. ha calificado ya abiertamente de «genocidio», se desató en febrero de 2003.