Un niño de 15 años provocó una masacre en una escuela argentina

En la tranquila ciudad de Carmen de Patagones, a unos 900 kilómetros al sur de Buenos Aires, nadie podía imaginar que ocurriría una tragedia de tal magnitud. Un estudiante de 15 años ingresó ayer a la mañana al colegio Islas Malvinas, participó del acto habitual de izado de la bandera, entró al aula junto a sus compañeros, y apenas se ubicó en su pupitre, extrajo de entre sus ropas una pistola y mató a tres de sus compañeros, e hirió a otros cinco. El joven, cuyo nombre es Rafael Soldich, conocido como Junior , es hijo de un agente de la Prefectura Naval y fue precisamente con el arma reglamentaria de su padre, que había robado, con la que asesinó a sus compañeros. Además de la pistola, Rafael Soldich, Junior , llevaba escondido un cuchillo estilo Rambo y otro cargador con trece balas que no llegó a usar. Apenas se sentó en su banco, dijo a sus compañeros «hoy va a ser un lindo día». Tras pronunciar esta frase, se puso de pie y con la pistola 9 mm comenzó a disparar primero hacia las paredes del aula y luego contra sus compañeros que se habían escondido debajo de los pupitres. No se detuvo hasta que el cargador del arma quedó vacío. Trece disparos, suficientes para matar a dos niñas y a un niño y herir a otros cinco compañeros, dos de ellos en grave estado. Algunos jóvenes que lograron salir del lugar corriendo por los pasillos del colegio, aseguran que Junior después de quedarse sin balas, sacó el cuchillo y dijo que los iba a matar a todos. Varios profesores acudieron de inmediato al aula y redujeron al agresor que se puso a llorar desconsoladamente e intentó escapar, sin conseguirlo. La policía de Carmen de Patagones informó sobre la identidad de los tres adolescentes asesinados: Sandra Nuñez (15), Evangelina Miranda (15) y Federico Ponce (16). Quien es el Rafael Soldich, es un chico callado, más bien tímido e introvertido. Vestía de negro, un poco a la manera de las tribus urbanas que en Argentina se llaman góticos o dark (grupo al que pertenecían los estudiantes asesinos de la masacre de Columbia en abril de 1999). Una hermana del padre de Junior habló con los periodistas: «La verdad que no entiendo qué fue lo que pasó. Jamás hablamos de armas entre nosotros». Algunos compañeros del homicida lo describen como «un niño normal, como todos, un poco raro para la música y para vestirse, pero nunca se lo vio agresivo».