La Eurocámara rechaza al nuevo comisario de Justicia por homófobo

Una comisión del Parlamento europeo, la de Libertades y Derechos de los Ciudadanos, concluyó ayer que el candidato a comisario para la cartera de Justicia e Interior, el italiano Rocco Buttiglione, no debería ocupar el puesto que le ha asignado el futuro presidente comunitario, José María Durao Barroso. La misma comisión entiende que el candidato Buttiglione no debería tampoco mudar de cartera, lo que significa, lisa y llanamente, que lo rechazan como comisario. Buttiglione provocó un vivo malestar en determinados entornos de la Eurocámara durante su audición, el pasado día 5, cuando defendió aspectos centrales de la moral católica, como el matrimonio tradicional de hombre y mujer, y el rechazo de la homosexualidad, que consideró, a título personal, como un pecado. El candidato a comisario aclaró que sus opiniones personales sobre la homosexualidad no tenían por qué interferir con su actuación en el Ejecutivo de la UE. «Yo puedo pensar que la homosexualidad es un pecado, pero eso no tiene por qué repercutir en loa política (habida cuenta de que) esa competencia recae en los Estados miembros», afirmó. También aseguró que los homosexuales no son una categoría aparte y que la defensa de sus intereses debe ser igual a los de los demás. Normalmente, la opinión de la comisión que le es adversa a Buttiglione carecería de otro recorrido que el estrictamente mediático. Ninguna comisión del Parlamento europeo, ni el propio pleno en sí mismo, está facultado para revocar la designación de un comisario en solitario. Tendría que hacerlo con la Comisión en su conjunto, como sucedió en 1999 con la de Jacques Santer. Se trata, por lo tanto, de una opinión testimonial, que fue adoptada, además, por escaso margen: 27 votos contra 26, en un escrutinio celebrado a puerta cerrada. Otra cosa bien distinta sería que el presidente comunitario, Durao Barroso, se sintiese lo suficientemente presionado como para pedirle personalmente la renuncia.