| Crónica | Elecciones en EE.?UU. |
Kerry, Bush y su ejército de abogados
Mientras George W. Bush y John F. Kerry preparan el ultimo cara a cara de la campaña electoral, que se celebrará mañana en Tempe, Arizona, la incapacidad de ambos candidatos por distanciarse en las encuestas ha vuelto los ojos de muchos analistas hacia lo que puede ocurrir el 3 de noviembre. El bochornoso desenlace de hace cuatro años, cuando el nombre del ganador no se conoció hasta 36 días después, llevó al Departamento de Justicia a impulsar una ley que, según muchas voces, podría incrementar el caos. Según in-icó ayer al diario USA Today , el director de las asociaciones locales de administradores electorales, Tony Sirvello, el voto decisivo en los próximos comicios será el denominado «sufragio provisional». De acuerdo con la ley del 2002 Help America Vote Act, aquellos ciudadanos que al llegar a los colegios electorales se encuentren con que no pueden votar -la ley incluye los supuestos de que su nombre no esté incluido en el censo de electores registrados, o se hayan confundido de lugar de votación, o bien acudan sin la conveniente identificación- tendrán derecho a emitir un voto provisional, que se almacenará aparte -tanto en los formatos de votación digital como en el caso de papeletas tradicionales- y será contabilizado cuando los funcionarios electorales puedan comprobar que se trata de un voto válido. En la práctica, cientos de miles de votantes podrían encontrarse en esta situación. Tras los comicios del 2000, la Agencia Electoral Central constató que casi tres millones de estadounidenses no habían podido votar por fallos en el sistema de registro. Por si la cifra no resulta lo suficientemente preocupante, los administradores electorales recuerdan que este año batirán todas las marcas en cuanto a afluencia a las urnas, lo que podría disparar el problema. Antes de la ley del 2002, mu-chos estados ya recogían los votos dudosos y los almacenaban a la espera de su verificación, pero para 17 de los 50 -entre ellos, la mayoría de los más disputados- ésta será la primera vez. Los temores de un caos postelectoral aumen-tan ante la indefinición de la ley en cuanto a cómo, cuándo y dónde serán escrutados los votos provisionales, dejando al arbitrio de cada estado el plazo máximo para disponer del recuento definitivo. Mientras tanto, republicanos y demócratas se preparan para la posible batalla postelectoral. De momento, el equipo de campaña de John Kerry ha contratado a más de 2.000 abogados repartidos por los estados decisivos y cuenta con cinco equipos en Washington que desde hace semanas escudri-ñan hasta el último detalle de las legislaciones electorales de cada estado para poder volar el 3 de noviembre por la mañana allí donde se vea necesaria una impugnación. Los asesores de Bush tampoco se han quedado cortos. El partido cuenta en sus filas con abogados suficientes para abarcar 30.000 distritos considerados claves.