Kerry echa mano de la economía para ganar el último debate a Bush

?oco después de finalizar el tercer debate electoral celebrado en la Universidad Estatal de Arizona entre el presidente de EE.?UU., George W. Bush, y el aspirante a sucederle, John F. Kerry, el comentarista de la WHK Radio Dennis Prager, icono ultraconservador, se lamía en directo las heridas de la tercera derrota consecutiva. «La gente parece haber olvidado que éste es el presidente que más difícil lo ha tenido en la historia del país. Afrontó una recesión económica nada más llegar, los ataques terroristas del 11-S medio año después, el desgaste de dos guerras y el colapso de las compañías pun-tocom -bramaba Praser-. Y aún así, señoras y señores, ningún otro presidente ha conseguido ser tan respetado en el exterior y, me atrevería a decirles, tan temido por el resto de países en la historia de Estados Unidos de América. Yo me quedo con ese cowboy de Tejas y les recuerdo que este país jamás cambia de presidente en tiempo de guerra», concluía el popular locutor. Tras dos debates insustanciales en los que los reproches mutuos en el tema de Irak monopolizaron el enfrentamiento, Kerry tuvo en esta ocasión la oportunidad de poner sobre la mesa una montaña de cifras sobre el crecimiento del desempleo, las carencias sanitarias, el déficit presupuestario o la distribución de la carga fiscal que incomodaron enormemente a Bush. El principal recurso de éste fue entonces atacar a su rival echando mano de su pasado como «senador veleta» y poniendo en duda su capacidad para cumplir lo que promete, pero sin disponer de muchos argumentos para repeler los golpes que estaba recibiendo. Tres de tres Recuperó el resuello el presidente cuando tocó hablar de temas relacionados con la moral y la religión -aborto, matrimonios gais, células madre-. Aquí, la postura poliédrica de Kerry no resulta creíble para un amplio sector del electorado. Kerry ha ganado los tres debates. La duda ahora es saber cómo esta victoria se traducirá en las urnas.