Un secreto de estado

Deportista, impetuoso, incansable, el presidente cubano Fidel Castro, que sufrió una caída accidental el miércoles, ha demostrado una vitalidad a prueba de todo, concede muy poco tiempo al sueño y su salud es un verdadero secreto de Estado. Con legendaria fama de dormir poco y trabajar hasta altas horas de la madrugada, incluso de descansar hablando, Castro tiene acostumbrado a sus partidarios a ser una suerte de ave Fénix, al resurgir rápidamente de sus escasas enfermedades conocidas públicamente. La salud de Castro, tema de frecuentes especulaciones y severa discreción estatal, es atendida por un reducido equipo de médicos que siempre se desplaza junto a él, encabezado por el doctor Eugenio Selman-Housein Abdo. Selman, quien dirige en Cuba el Club de los 120 años , personas que adoptan un estilo de vida para llegar a esa edad, aseguro en mayo que Castro vivirá 140 años. «El (Castro) va para los 140 (años) y no estoy exagerando, porque ahora con el adelanto de la ciencia y con la aparición de las células madres, el hombre va a ser inmortal», dijo el médico. Y añadió en esa misma ocasión que el mandatario «está formidablemente bien» y «corre y nada» en forma habitual. De 78 años, Castro hizo gala de aplomo la noche del miércoles cuando, tras caer al piso, fracturarse una rodilla y fisurarse un brazo, pidió de inmediato un micrófono para asegurar que se encontraba «entero». «Observo, y para que nadie especule por ahí, que tengo alguna fractura en la rodilla y tal vez una en el brazo, tal vez, no es muy seguro todavía, pero estoy entero», señaló. «Como ustedes ven --agregó Castro- puedo hablar aunque me enyesen y puedo continuar mi trabajo». Y cinco horas después el gobierno cubano emitió una nota informativa, en la que se resaltó que «su estado de ánimo es excelente». La nota exhortó a la población a «mantener la tranquilidad; (Castro) considera que muy pronto estará restablecido, y pidió se informara que está en condiciones de seguir atendiendo las cuestiones fundamentales, en estrecha cooperación con la Dirección del Partido y del Estado».