Yaser Arafat saldrá de la Mukata para ser hospitalizado en París

No es la salida triunfal que tantas veces soñó. Es la salida, quién sabe si con retorno, de un anciano gravemente enfermó rumbo a un exilio hospitalario. Yaser Arafat abandonaba a primeras horas de hoy, en un helicóptero jordano, su cuartel general de la Mukata -la que durante los últimos tresaños fue su cárcel por imperativo israelí- con destino al aeropuerto de Ammán, donde un avión fletado por Francia lo trasladará a París. Es el último capítulo de una enfermedad muchas veces anunciada en el último año, y que las autoridades palestinas han tenido que admitir finalmente. Durante la jornada de ayer, la salud de Arafat se agravó notablemente, y al equipo de doctores tunecinos que le atendían se sumaban médi-cos jordanos -entre ellos el doctor personal de Arafat- y egipcios. El precipitado viaje de París a Ramala de su mujer, Suha, a la que las autoridades israelíes impedían la entrada en Cisjordania desde el inicio de la Intifada, destapó todas las alarmas. Las inmediaciones de la Mukata se llenaron de palestinos de toda condición, que rezaban en silencio con retratos de su caudillo. También viajó hasta Ramala toda la cúpula de la ANP, entre ellos el coronel Dahlán, un ambicioso líder de Gaza que tantos quebraderos de cabeza ha dado a su presidente. Después de un largo día de especulaciones sobre la conveniencia de trasladarlo lejos de la Mukata, el dictamen médico fue irrefutable. «Creemos que se le debe trasladar al extranjero para someterse a exámenes suplementarios, ya que puede morir si continúa en esta situación», anunció uno de los médicos que le tratan, que también anticipó, bajo anonimato, el nada tranquilizador diagnóstico: «Las células sanguíneas que normalmente destruyen los microbios, están destruyendo las plaquetas de la sangre». En su opinión, esta disfunción puede deberse a «una infección de origen viral, un cán-cer o un envenenamiento de la sangre». Mientras tanto, en Israel todos los políticos se ponían por una vez de acuerdo en la necesidad de frenar el plan de retirada de Gaza. Desde el laborismo y los grupos pacifistas hasta los nacionalistas radicales o ultrareligiosos, todos coincidían, aunque por diferentes motivos, en que la posible muerte del rais, que se da por hecha en Israel, al-terará el panorama político de los palestinos y el plan de Sharon será papel mojado. Ariel Sharon se ha limitado a señalar que el plan seguirá adelante, mientras uno de sus asesor personal, Dov Weisglass, aseguraba que no se impedirá el regreso de Arafat «pero a su vuelta sus condiciones seguirán igual». «Me pidió transmitir sus mejores deseos a todos los palestinos» MOHAMED RASHID Asesor de Yaser Arafat