La resurrección de Arafat

El presidente palestino continúa recuperándose poco a poco en el hospital militar francés donde fue ingresado el viernes pasado aunque permanece «exhausto» y a la espera de los resultados de los análisis, que en principio estarán listos a mediados de esta semana. Leila Shahid, embajadora palestina en París, confirmó que la recuperación de Arafat está siendo lenta pero incontestable. «Experimenta mejoría cada hora pero sigue cansado y exhausto. Su fatiga proviene principalmente de la diarrea y de los vómitos aunque está muy claro que no hay ninguna señal de que sea grave. No se ha encontrado ni leucemia ni ningún tipo de tumores». Sin embargo, fuentes médicas francesas mostraron más cautas y señalaron que no se puede descartar ninguna posibilidad. En días pasados se ha sugerido que Arafat podría padecer leucemia ya que presenta algunos síntomas de esta enfermedad. El rais telefoneó a su principal asesor, Nabil Abu Rudeina, para condenar el atentado de Tel Aviv. «Ha condenado el ataque de Tel Aviv y ha dicho que condena la muerte de civiles de las dos partes», comentó Abú Rudeina. ¿Envenenado? Varios líderes políticos mundiales han telefoneado al presidente palestino para interesarse por su salud. El último en hacerlo fue el rey de Jordania. En los aledaños del hospital hay permanentemente grupos de palestinos que esperan noticias de su líder. El mismo Arafat cogió ayer el teléfono para hablar con varios colegas, leyó los telegramas de aliento que recibe y se tomó un desayuno «normal». Tanto en París como fuentes palestinas descartan que Arafat estuviera siendo envenenado en la Mukata, su cuartel general en Ramala, donde permanecía recluido desde hace dos años debido al asedio al que le somete Israel. Pese al desmentido, algunos periódicos recogen como más que probable el envenenamiento como causa del mal que padece Arafat.