Mueren tres soldados británicos en un atentado en Bagdad

Los tres soldados del regimiento escocés Black Watch que murieron la pasada noche en Irak fueron víctima de un atentado suicida en un control de carretera, según ha precisado el secretario de Estado de Defensa británico, Adam Ingram. Ingram, que dio a conocer las circunstancias de esas muertes esta tarde en la Cámara de los Comunes, concretó en una rueda de prensa posterior que otros ocho soldados resultaron heridos en la misma emboscada, en la que perdió la vida también un traductor iraquí. Las bajas se produjeron al explotar un vehículo que transportaba «un improvisado artefacto explosivo» en un control de carretera que patrullaba el batallón escocés, explicó el secretario de Estado. El incidente tuvo lugar en una zona controlada por los rebeldes a 30 kilómetros al sur de Bagdad, cerca de la base Camp Dogwood, donde está acampado el regimiento Black Watch desde la semana pasada. Unos 850 soldados de ese batallón se trasladaron desde su base en Basora (sur de Irak) al «triángulo suní», formado por Faluya, Ramadi y Bagdad, para relevar a las tropas estadounidenses que se disponen a atacar Faluya. Las tropas británicas empezaron el martes sus operaciones en la región y, aunque ya habían sido blanco de ataques nocturnos, hasta ahora no se habían registrado muertes. El número de bajas británicas desde el principio de la guerra en Irak, en marzo de 2003, se eleva ya a 73. Un portavoz del primer ministro británico dijo que «sus pensamientos están con los Black Watch».